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Desde el Pacífico
Columna
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Expectativas de la nanotecnología

LA CIENCIA DE HOY le ha perdido el miedo a la ambigüedad. En el caso de las nanotecnologías, resulta cómodo, pues este dinámico sector de la investigación genera múltiples definiciones. El primer nivel es simplemente una cuestión de escala. En su tesis doctoral escrita hace casi cien años, Albert Einstein estableció que una molécula de azúcar medía alrededor de un nanómetro. Un nanómetro es la milésima parte del tamaño de una bacteria 'promedio', o la millonésima parte del diámetro de un cabello humano. Es la unidad que obtenemos si partimos un metro en mil millones de fragmentos iguales.

El segundo nivel se debe a una idea expuesta en 1959 por el físico Richard Feynman. Durante una conferencia titulada Hay mucho espacio en el fondo, afirmó que 'los principios de la física, hasta donde puedo ver, no se manifiestan en contra de la posibilidad de manipular las cosas átomo por átomo'. Hoy en día, la Iniciativa Nacional de Nanotecnología, una entidad pública creada para contribuir al desarrollo de esta nueva rama, define la nanotecnología en base a tres elementos: los materiales y los sistemas considerados miden 100 nanómetros o menos; la elaboración de ambos implica procesos de control de elementos al nivel molecular; ambos pueden ensamblarse para producir estructuras más grandes.

'Tenemos mucha nanociencia, pero poca nanotecnología', afirma R. Stanley Williams. La dificultad estriba en operar a la escala indicada

Eric Drexler tiene el mérito de haber propuesto por primera vez el concepto de ensamblador, en su libro Engines of Creation, publicado en 1986. Diez años más tarde, ofrecía la siguiente definición: 'Si damos por hecho una variedad suficiente de herramientas, este sistema sería un dispositivo de construcción para fines generales, conocido como ensamblador. En principio podría construir casi cualquier cosa, incluyendo copias de sí mismo'. A nivel molecular, por supuesto.

Estas aseveraciones alentaron muchos sueños, y hoy se distinguen dos escuelas que trabajan en la construcción de nanosistemas y nuevos materiales: las que lo consiguen al ensamblar elementos incluso más pequeños, y las que los elaboran al labrar estructuras ya existentes a la escala nanométrica.

'Tenemos mucha nanociencia, pero poca nanotecnología', dijo R. Stanley Williams, un investigador en nanotecnología de los laboratorios de Hewlett-Packard, en su discurso inaugural de la conferencia Nanotech Planet 2001, realizada en Boston a fines del mes pasado. La dificultad estriba en operar a la escala indicada.

La meta, sin embargo, ya no está tan lejos, lo cual se advierte sobre todo en informática. La sensibilidad (la capacidad de almacenar información) de los discos duros puede ser incrementada al añadir finas capas de materiales no magnéticos, de un nanómetro de espesor. IBM produjo en laboratorio el primer microprocesador a base de nanotubos de carbono (el primer material producto de la nanotecnología actual, con un coste de mil dólares el gramo). Más claro aún: los circuitos electrónicos de los microprocesadores ya se aproximan a la centena de nanómetros (0.1 micras), que es el límite marcado por la definición.

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