'Es más fácil enseñar los males de las drogas de una forma lúdica'
Fernando Patiño, biólogo y profesor de esta materia en el Instituto Benjamín Jarnés, de Fuentes de Ebro (Zaragoza), es al autor de Indroga, un juego didáctico que promociona el Gobierno de Aragón en las aulas, a través del Departamento de Renovación Pedagógica. Indroga, que nació tras cuatro años de intenso trabajo e incluye un manual para los profesores, pretende prevenir jugando el consumo de las drogas, incluidas el alcohol y el tabaco.
Pregunta. ¿Cómo se le ocurrió la idea?
Respuesta. Doy clase y trabajo con los alumnos de 12 a 16 años, y me di cuenta de es más sencillo enseñar los perjuicios de las drogas de una forma lúdica.
P. El juego es serio. Fichas, preguntas concretas. ¿Cómo se organiza?
R. De cuatro a seis jugadores se reúnen en torno a un tablero que tiene como fondo el encéfalo, que elegí porque, a fin de cuentas, todas las drogas dañan el cerebro. Se reparten diez fichas que forman la palabra vida y salud y comienzan las preguntas de las fichas. Si no se saben se pierden letras y te vas quedando sin salud y puedes llegar a perder la vida. También puedes recuperarlas y, como no quiero que sea algo trágico, debo decir que la experiencia me ha enseñado que ningún partipante ha llegado a perder la vida.
P. En el grupo de preguntas hay algunas directas y difíciles como ¿en que año se comenzaron a consumir las anfetaminas?, ¿qué es un calada o un chute? y ¿qué droga es conocida como el kiff? ¿Sigue las pautas del trivial y de otros juegos similares?
R. Las fichas se dividen en tres grupos, las hay tipo test -con tres opciones para responder-, preguntas directas y de verdadero o falso. Es un compendio de muchos juegos porque lo he elaborado con aportaciones de los alumnos. Lo interesante es que se juega en grupo, que las clases las organizan en ellos y que todos deben escuchar atentamente las respuestas. Hay, además, una modalidad en la que los jugadores deben explicar con mímica o dibujos la respuesta a la pregunta.
P. ¿Las fichas son para todos y todas las edades? Porque algunas personas cuestionaron lo directo que es el vocabulario que se usa en él y que se aborden estos asuntos sin rodeos.
R. Hay dos tipos de fichas, unas para todos los públicos y otras para los mayores de 14 años. En cuanto al contenido, soy partidario de hablar con los alumnos con su vocabulario. Es lo mismo que el sexo, aquella campaña de Pónselo, póntelo pareció un escándalo, llegó a los adolescentes porque no son seres que estén fuera del mundo. Hablar de estos temas es necesario.Además, las cosas que más valoran los alumnos del juego son: que se relacionan con los demás, que la información les sirve y, lo más importante, que jugando preguntan cosas que nunca antes se hubiesen atrevido a preguntar.
P. ¿El juego le ha servido para detectar problemas?
R. El juego no, pero es una forma de encauzarlos. Hay alumnos que toman conciencia de que hay cosas que no son tan inocuas y comienzan a cuestionarse algunas actitudes. Por ejemplo, su postura ante las drogas de diseño, el alcohol o el tabaco. El juego muestra que la droga es tan antigua como la humanidad y que no es un fenónemo actual, sólo que cambia.
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