La presidencia de España y el Servicio Exterior
Insisto una vez más en dar a conocer a la opinión pública el lamentable estado en que se encuentran los empleados públicos del Estado en el exterior, y esto en aras de que nuestro país asuma la presidencia europea. ¿Sabían los lectores que en el Servicio Exterior el Ministerio de Asuntos Exteriores lesiona los derechos constitucionales de sus trabajadores en el exterior? Yo he visto muchos cambios en nuestro país. Viví mi infancia con la última etapa de la dictadura, mi adolescencia y juventud con la democracia y ahora mi madurez con el Gobierno del PP. He visto cambiar nuestra sociedad, he compartido, vivido e influido en todos esos cambios. He visto cómo se transformaban ministerios tan blindados como el de Interior o Defensa, pero lo que nunca imaginé es que en el Ministerio de Asuntos Exteriores no cambiase nada y siguiese en su línea carpetovetónica de los códigos decimonónicos. ¿Es posible concebir que los trabajadores del Servicio Exterior estén excluidos del convenio único de la Administración General del Estado? ¿Es posible imaginar que estos mismos trabajadores no puedan celebrar elecciones sindicales? ¿Es posible que hasta el pasado 30 de octubre no pudiesen cobrar las prestaciones del paro si eran despedidos y querían regresar a España?
¿Es posible que paguen más impuestos los ordenanzas que el propio embajador? Sí, señores, todo esto es posible y demostrable, en el Servicio Exterior del Ministerio de Asuntos Exteriores, último reducto de la España profunda que por estar lejos tanto se olvida.
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