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Pirofantasía afronta una solicitud de indemnización de 1.800 millones

Un petardo defectuoso hirió a 77 personas en 1997 en Viladecans

La empresa pirotécnica Pirofantasía y Multimedia de Valencia afronta solicitudes millonarias de indemnización formuladas por las 77 personas que resultaron heridas al manipular un petardo denominado chupinazo durante la verbena de Sant Joan celebrada en 1997 en la localidad catalana de Viladecans. Los abogados de los afectados han solicitado 1.800 millones de pesetas de indemnización a dos responsables de Pirofantasía y otros tres técnicos en control de explosivos.

Un total de 77 personas sufrieron la amputación de dedos, quemaduras y otras lesiones al manipular el petardo superchupinazo distribuido por la empresa valenciana Pirofantasía y Multimedia. El petardo, que carecía de mecha, se accionaba al rascarlo, como unas cerillas y, en principio, debía tener un tiempo de retardo entre cuatro y seis segundos antes de estallar. Pero en muchos casos, los artefactos explosionaron de inmediato causando graves lesiones en los dedos pulgar e índice de la mayoría de los afectados.

Las acusaciones particulares atribuyen a Miguel González Lázaro y Bernardo Sanchís, responsables de la empresa Pirofantasía; a Ramón Mañana y Raúl Ezama, director y responsable de explosivos del Laboratorio Oficial Madariaga de Madrid, una institución adscrita a la Escuela de Ingenieros de Minas; y a Fernando Vázquez Guzmán, entonces subdirector general de Investigación y Régimen Minero del antiguo Ministerio de Industria y Energía, 77 delitos de lesiones por imprudencia grave, por lo que piden dos años de prisión para cada acusado por cada uno de ellos. También solicitan penas de entre 6 meses y un año de prisión por un delito de riesgo y de 8 meses más por otro delito relativo al mercado y los consumidores.

Camarero y pianista

Las indemnizaciones solicitadas, punto en el que los abogados de los afectados piden la responsabilidad civil subsidiaria del Estado, suman casi 1.800 millones de pesetas porque muchos de los heridos están incapacitados para realizar sus tareas habituales ya que, en la mayoría de los casos, sufrieron la amputación parcial de los dedos pulgar e índice y, en algunos casos, incluso del dedo corazón. Entre los afectados hay camareros, obreros, estudiantes, un director de un banco, un pianista, un tornero, electricistas, vigilantes privados, un portero de discoteca, empleados del sector servicios, sanitarios, un carpintero, un óptico y un chófer, con edades comprendidas entre 15 y 51 años.

Los acusadores responsabilizan a los dueños de la pirotecnia valenciana por fabricar el producto, a los responsables del laboratorio Madariaga por homologar el artilugio y al ex subdirector general de Régimen Minero por conceder la homologación del petardo 'sin efectuar ningún análisis ni comprobación suplementaria'.

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En su día, Miguel González, gerente de Pirofantasía, atribuyó los accidentes a unos petardos importados desde China y explicó que la empresa apenas había vendido el 5% de los petardos que se consumieron en aquella verbena de Sant Joan de 1997.

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