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Reportaje:

Miles de escolares 'toman' la Feria del Libro y Disco Vasco en su primera jornada

La feria de Durango supone una parte importante de las ventas de literatura y música en euskera

Diez de la mañana. Centenares de escolares esperan en el exterior de la carpa que desde ayer y hasta el próximo domingo acoge la 36 edición de la Feria del Libro y Disco Vasco de Durango. Cuando se abren las puertas, entran y se desperdigan por las calles del recinto. 'Parecen las rebajas de Harrods', exclama el responsable de uno de los stands.

Los niños ojean libros, navegan en Internet y tienen la oportunidad de pedir autógrafos a algunos de sus músicos favoritos, como los miembros de Etsaiak, Txapel Punk y Berri Txarrak, que ayer acudieron a presentar sus nuevos trabajos.

Alrededor de cien autobuses escolares colapsaron los accesos a la feria, según datos de la Policía Municipal, que prevé una afluencia de entre 150.000 a 200.000 personas durante los próximos días. Un portavoz de la guardia urbana reiteró la conveniencia de utilizar el transporte público, 'ya que cada 15 minutos llega un tren o un autobús', y pidió a los vecinos que dejen sus vehículos particulares en los garajes, evitando en lo posible aparcarlos en la calle.

Los otros protagonistas de la primera jornada fueron los profesionales del sector editorial, para los que estaba reservada la tarde. En un ambiente más relajado pudieron conocer de cerca las numerosas novedades, 774 libros y 76 discos, que se presentan en la feria. La inaguración oficial es hoy. El discurso de apertura correrá a cargo de María Elena Etcheverry, responsable de la editorial Ekin en Argentina, que publicó numerosos textos sobre temas vascos durante el franquismo.

La feria de Durango está considerada como el termómetro que muestra el estado de salud de la producción literaria y discográfica en euskera. Sin embargo, apenas trascienden datos sobre las ventas que se realizan durante estos días. 'El secreto mejor guardado de la feria es cuánto se vende', explica Itziar Irazabal, una de las organizadoras del evento. 'Las editoriales se suelen guardar ese dato, así que no tenemos cifras', añade. Aun sin datos concretos, es evidente que el volumen de negocio está aumentando, como lo demuestra el hecho de que la mayoría de las editoriales y discográficas repiten participación. Además, algunas de ellas solicitan cada vez más espacio para poder mostrar toda su producción.

Lejos ya los tiempos en los que la Feria del Libro y Disco Vasco se mantenía en gran medida gracias a una actitud militante, los profesionales del sector editorial y discográfico tienen claro que hoy en día es una buena oportunidad de hacer negocio. 'Es un buen escaparate, pero la gente no tiene tiempo de verlo entero', afirma Anjel Valdes, responsable musical de Elkarlanean. 'Es una forma de mostrar el catálogo, pero la recompensa real de tu trabajo es la venta'. Para este profesional, la 'pre-Navidad que es Durango' supone un porcentaje muy importante del volumen anual de ventas. Además, también les sirve para 'tantear' al público de manera directa, saber qué productos funcionan y 'corregir errores'.

Si un producto funciona bien, durante los cinco días que dura la feria puede amortizar sus gastos de producción, si bien los profesionales subrayan que eso no sucede con todas las novedades. Tan sólo un selecto ramillete de ellas comienza a dar beneficios tan pronto como los operarios desmontan la carpa gigante bajo la que, prácticamente, han visto la luz.

De todas formas, el brillo de los productos vendidos sirve para iluminar de paso a los demás. 'También tratamos de que los que vienen a ver a los grupos [musicales] punteros conozcan otros productos del catálogo', comenta Iban Arantzabal, uno de los responsables de la discográfica guipuzcoana Gaztelupeko Hotsak. Como el resto de sus colegas, tampoco ofrece datos sobre el volumen de ventas de su empresa.

En opinión de José Mari Sors, gerente de Elkarlanean Fundazioa y ex presidente de la Asociación de Editores del País Vasco, esa resistencia no es sólo cosa de las editoriales euskaldunes, 'ya que en otros países también son bastante reservados por lo que respecta a esos temas'.

Sors cifra en unos 4.000 millones de pesetas el volumen anual de ventas correspondientes a los libros editados en euskera. El 80% se vende en librerías y el resto en grandes superficies, según explicó ayer en la primera conferencia de esta edición. En ese sentido, apuntó que la venta en los kioskos es aún muy escasa.

Afortunadamente, no es el caso del kiosko gigante que acoge a la feria de Durango, que vende más cada año.

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