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Reportaje:

De la jerga indescifrable al titular basura

Científicos y comunicadores discuten en un congreso en Valencia cómo divulgar la ciencia

'Ya sabemos por qué no encuentran a Bin Laden: lo están buscando en una zona de 80 kilómetros cuadrados de radio'. Entre broma y broma, el periodista Jesús María Santos ilustraba el tormentoso noviazgo entre ciencia y medios de comunicación y la ignorancia sobre temas científicos de algunos de ellos.

Bajo el lema 'la ciencia es cultura', Santos y otros especialistas en divulgación científica discutieron las opciones formativas de estos profesionales, durante el II Congreso sobre Comunicación Social de la Ciencia celebrado la semana pasada en la Ciutat de les Arts i les Ciències de Valencia.

'El científico recibe al periodista como a una persona digna de duda. Desde la ciencia se concibe la divulgación como una vulgaridad y el titular como una basura', sentenciaba Santos con buen humor. 'Se enfrentan la jerga indescifrable con la sencillez del titular. Una redacción no puede tener veinte especialistas. Es imposible la fusión de la especie', continuaba. Santos aboga por abolir la carrera de periodismo y sustituirla por un master de periodismo que complementara las carreras universitarias, desde la Biología al Derecho. 'El periodismo es un oficio que se aprende con la práctica', añadió.

Varias universidades dan asignaturas para acercar a científicos y periodistas
Mètode es la única revista de divulgación científica que se publica en catalán

En la era de los masters, este periodista es profesor del curso de Cultura y Comunicación en Ciencia y Tecnología de la Universidad de Salamanca, que dirige Miguel Ángel Quintanilla, catedrático de Filosofía de la Ciencia.

'Ciencia y tecnología transmiten cultura e información a la sociedad, pero la sociedad también transmite sus necesidades y deseos a la ciencia. Su relación es compleja', opinaba Quintanilla. 'El periodista científico se forma, mayoritariamente, en la calle, pero es necesario que los que quieren aprender a navegar en la interfase ciencia-sociedad, tengan una formación reglada', añadió.

El master veterano en divulgación científica es, sin embargo, el de Comunicación Científica de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, que lleva impartiéndose desde 1995 y que dirige Vladimir de Semir.

Varias universidades españolas ofrecen asignaturas optativas que intentan que tanto los científicos como los periodistas conozcan y comprendan ambos mundos. 'Los biólogos aprenden desde cosas tan elementales como nunca lanzar un comunicado de prensa a las siete de la tarde, como a buscar la vertiente social de la investigación científica', explicaba Gemma Revuelta, coordinadora general del master de la Pompeu Fabra y responsable de una asignatura optativa para biólogos en esta universidad pública.

En la Universidad de Valencia, este año comienza a impartirse la asignatura Divulgación de la Actividad Científica, en la nueva carrera de periodismo. La impartirá el biólogo y escritor Martí Domínguez. 'El propósito es crear una especialidad de periodismo científico en el futuro', explica.

Domínguez dirige desde hace tres años la revista Mètode de la Universidad de Valencia, la única publicación de divulgación científica en catalán (publica un anuario en castellano), que fue presentada en el congreso. Mètode es trimestral, lleva nueve años funcionando y tira 3.500 ejemplares. 'La revista intenta tratar desde temas científicos duros y de naturaleza, a entrevistas con científicos de talla internacional, pero también cuestiones aplicadas como han sido los números sobre la ciencia del vino, el de la ciudad o el del sexo', explica.

La revista, subvencionada por la Fundación Banco Central Hispano, se nutre de colaboraciones (remuneradas) de profesores universitarios, investigadores de institutos mixtos del CSIC, estudiantes, periodistas científicos e investigadores de otras universidades españolas y extranjeras. 'La mitad de las colaboraciones son de profesores universitarios. Escribir en Mètode les obliga a explicar de una forma sencilla sus investigaciones y les anima a hacerlo en otras publicaciones', explica Domínguez.

'Hay una clara tendencia a hacer de la cultura un espectáculo y la ciencia no es una excepción. Es lo que está pasando en los museos, por ejemplo. La cultura en Valencia nunca ha estado tan mal, nunca se ha hecho tanto ruido para tan poca cosa. Y nos está costando dinero', opina Domínguez, que no comprende el abandono en el que se encuentra el importante patrimonio histórico científico valenciano, como las colecciones de Siro de Fez, Torres Sala o Rodrigo Botet, o cómo es posible que el presidente Eduardo Zaplana nunca haya pisado el Jardín Botánico.

Gasto en I+D

'La Comunidad Valenciana está en la décima posición por comunidades en gasto en I+D. Un gasto por debajo del 1% del PIB nos define como una economía frágil', recordó Rafael Benavent, presidente de la empresa Gres de Nules-Keraben, durante la mesa redonda Ciencia y desarrollo regional, organizada por el II Congreso sobre Comunicación Social de la Ciencia. Los institutos tecnológicos en la Comunitad se orientan más a la resolución de los problemas que plantean las empresas que a la investigación y a la innovación. Hay pocos titulados al frente de las empresas. La comunicación 'real' entre universidad y empresa lleva a resultados espléndidos como el Instituto Tecnológico de la Cerámica de Castellón, afirmó Benavent. Una situación bien diferente se da en el País Vasco, donde innovación y desarrollo van de la mano. 'El conocimiento implica progreso económico', opinaba José Manuel Giral, director de la Fundación Inasmet. La participación de las empresas en el gasto de I+D (65% es de subvención privada) está en sintonía con la media europea en el País Vasco, que lidera el resto de las comunidades autónomas.

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