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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Asociaciones

En nuestra ciudad, los vecinos venimos sufriendo, sin posibilidad de corrección, la gran mentira de las asociaciones que supuestamente dicen que nos representan.

Yo, personalmente, he trabajado numerosos años en algunas de ellas y todo lo que he visto y comprobado, desgraciadamente, me lleva a afirmar que varias asociaciones de vecinos sólo existen porque son mantenidas por el poder público con subvenciones y otras prebendas con el único fin de poder utilizarlas políticamente. En el ámbito que me he movido he conocido asociaciones con un gran número de afiliados pero que, realmente, sus miembros no llenaban ni un Seiscientos. Casualmente, estos miembros estaban todos los días en los medios de comunicación defendiendo las actuaciones del político de turno que lo tenía paniaguado.

Entidades vecinales que son sólo un nombre sin contenido, otras que parecen 'muertas' sólo salen a la palestra cuando su benefactor ('paganini' o mantenedor) se lo indica para defender una postura o atacar la figura de alguien o algo.

En este apartado hay que destacar a la 'supuesta' Federación de Asociaciones de Vecinos que, aunque no representa a todas las entidades, casualmente las más trabajadoras y representativas por número real de asociados no pertenecen a la federación, parece que su voz es la única a tener en cuenta, además de permitirse el lujo de pontificar en cualquier materia. Y buenos ejemplos de esta materia son la imposición al actual alcalde Monteseirín de una 'medallita' por su gran labor (cuando sólo llevaba meses en el cargo), o alineándose visceralmente en contra de la construcción del ansiado Metro, porque puede ser construido con dinero privado.

Desde mi humilde parecer reitero que estas asociaciones han perdido cualquier átomo de credibilidad con tanto gesto adulador del poder público, lo cual se convierte, en varias ocasiones, en sumisión vergonzosa cuando los problemas dependen del político amigo y, como ejemplo los talones de Aquiles de nuestra ciudad, la seguridad, la limpieza o el tráfico.

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