Tamudo castiga al Depor
El Espanyol abate sin discusión a un cuadro desganado
Agarrado a la zamarra de Tamudo, un futbolista tan generoso como determinante, el Espanyol pasó por encima de un perezoso Deportivo, que ha perdido la cabeza con tanta rotación como lleva Irureta. En situaciones de apuro como la de ayer, resulta complicado enfrentar al plantel blanquiazul, que ya se ha acostumbrado a jugar en el alambre de Mont-juïc convencido de que cualquier golpe de viento significaría la caída del entrenador. Ante el pletórico ejercicio de funambulismo del grupo de Flores, el Deportivo se quedó embobado, de manera que concedió la cuarta derrota consecutiva en campo ajeno sin quejarse, como resignado, merecedor de tal castigo, incapaz de encontrar un punto de inflexión en su caída del liderato.
ESPANYOL 1| DEPORTIVO 0
Espanyol: Mora; Lopo, Soldevilla, Rotchen, David García; Àlex Fernández, Morales; Martín Posse (De Lucas, m. 77), Palencia, Roger (Toni Velamazán, m. 60); y Tamudo (Aganzo, m. 83). Deportivo: Molina; Scaloni, César, Naybet, Capdevila; Sergio (Djalminha, m. 58), Mauro Silva; Víctor, Valerón (Emerson, m. 70), Fran (Makaay, m. 52); y Diego Tristán. Gol: 1-0. M. 49. Lopo mete en profundidad para Tamudo, que gana la espalda de los centrales en la divisoria, recorre el campo deportivista y marca ante Molina. Árbitro: Pérez Lasa. Amonestó a Lopo, César, Diego Tristán, Tamudo, Morales, Velamazán. Unos 22.000 espectadores en Montjuïc, la mejor entrada de la temporada.
Pese al riesgo del partido y a que el inventario invitaba a taparse por tantos goles como lleva recibidos, el Espanyol se envalentonó y Flores calzó una alineación más ofensiva que agresiva. El equipo trabajó muy bien el partido y se ganó el gol tanto por su labor como por el absentismo del Deportivo, que miraba la contienda con una desgana estremecedora si se atiende a su condición de líder. Orientado hacia el flanco izquierdo, por donde se dejó caer reiteradamente Tamudo, el plantel blanquiazul forzó una falta tras otra de los centrales y Roger tocó unas cuantas pelotas de mérito. Aguantó el Deportivo más rato del que mereció porque no estuvo fino Àlex Fernández en los libres directos e indirectos forzados en el cuerpo a tierra del ariete, Posse se perdió como volante diestro y Palencia ni enganchaba ni combinaba. Iniciado el segundo tiempo, sin embargo, Tamudo se escurrió de nuevo entre César y Naybet para conectar con el balón servido por Lopo, recorrer el campo deportivista y batir a Molina con un remate colocado, junto al poste izquierdo del meta, que ni salió ni tapó la jugada como debía.
El gol avaló el futbol dinámico y de anticipación del Espanyol frente a la desgana del Deportivo, una calamidad, falto de juego y de actitud. Los jugadores de Irureta fueron dimitiendo uno tras otro y si remataron por una vez a portería pasada la hora de partido -Mora escupió un remate de Makaay-fue por una concesión defensiva local. El Espanyol se agrandó con el discurrir del encuentro y, con mucho campo por delante, llenó un segundo acto muy interesante. El árbitro le negó un penalti por manos de César y Posse malgastó una media asistencia de Toni Velamazán por el flanco derecho.
El Deportivo llegó al último cuarto con posibilidades de pelear por el resultado por la benevolencia del Espanyol. Por fútbol, merecía a buen seguro un castigo mayor, por no decir una paliza. No consiguió Irureta que el grupo deportivista se concentrara, así que se resignó a aguardar una acción redentora de Djalminha o Tristán, los más capaces de resolver por su cuenta las disfunciones del equipo. Y a Tristán se le escapó el empate por apenas un palmo en un último remate cruzado, para suerte del Espanyol, que mereció como nunca una victoria que llevó los signos de identidad de su equipo actual: la alineación de Flores y el gol de Tamudo.
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