Mal día para los 'números uno'
Australia y Francia, igualadas tras las derrotas de Hewitt y Grosjean
Un australiano salió ayer como un héroe y no fue el número uno del mundo, Lleyton Hewitt. Los jugadores que encabezan los equipos de Francia y Australia en la final de la Copa Davis de tenis sucumbieron en la hierba de Melbourne. El resultado final de la primera jornada fue de empate a una victoria. Algo predecible, pero con otros resultados.
La realidad rompió, sí, todos los pronósticos. Hewitt perdió frente al número dos francés, Nicolás Escudé, por 4-6, 6-3, 3-6, 6-3 y 6-4. Y Patrick Rafter salvó a su equipo al superar a Sebastian Grosjean, reciente finalista del Masters, por 6-3, 7-6 (8-6) y 7-5.
'Mi nuevo brazo va bien', ironizó Rafter después de abrazarse a sus compañeros. Tras perder los tres partidos del Masters hace tan sólo dos semanas y sin ser capaz de ganar un set, Rafter bromeó con los periodistas sobre sus constantes lesiones en el hombro y el brazo derecho. 'Voy a cortármelo y a ponerme una prótesis', comentó entonces.
Pero nada de eso le hizo falta ayer. Jugó uno de los mejores partidos de la temporada y su servicio resultó suficientemente efectivo como para darle la victoria. En el fondo, su triunfo sólo podía enturbiarlo su mal estado físico. Técnicamente, Rafter, finalista de las dos últimas ediciones del torneo de Wimbledon, es uno de los mejores jugadores mundiales sobre hierba. Grosjean, el sexto jugador mundial -precede precisamente al australiano en la clasificación de la regularidad-, se mostró demasiado errático durante las dos horas y tres minutos que duró el partido y nunca fue capaz de intuir el saque de Rafter. Eso y sus propios errores fueron su principal cruz.
'Rafter jugó a un gran nivel', comentó Guy Forget, el capitán de Francia; 'en la Copa Davis hay que estar abierto a este tipo de sorpresas. Escudé ya lo había demostrado antes: sólo había ganado un partido desde el Open de Estados Unidos y se impuso al número uno'.
Para Hewitt el día no fue brillante. Puede que sea él quien acabe aportando el punto decisivo mañana ante Grosjean. Pero Escudé le derrotó tal y como ya había hecho en los octavos de final de Wimbledon esta misma temporada: la hierba se le atraganta todavía al número uno.
'He perdido partidos en las tres finales que he disputado y eso es duro, sobre todo cuando juegas en tu casa', advirtió Hewitt, de 20 años de edad, campeón este año del Open de Estados Unidos el Masters y nuevo número uno a costa del brasileño Gustavo Kuerten. El australiano recuperó lo peor de su carácter y tuvo que ser incluso amonestado por lanzar su raqueta contra el suelo.
Con esa situación, el doble -previsto para la pasada madrugada- se convirtió en trascendental como suele ocurrir en la mayoría de las finales.
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