Estudiantes de Ingeniería de la Miguel Hernández protestan por la falta de docentes

La dimisión de un profesor de Telecomunicaciones de la Universidad Miguel Hernández de Elche ha sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de los estudiantes. La salida de este docente ha reducido el plantel de profesores licenciados en Telecomunicaciones de la Escuela Politécnica, hasta el punto de que sólo dos licenciados se ven obligados a impartir tres especialidades: Ingeniería en Telecomunicaciones, Ingeniería Técnica Eletrónica y la diplomatura en Telecomunicaciones.

A falta de especialistas, la plantilla para atender un total de 800 alumnos se completa con licenciados en Física, un hecho que, según los estudiantes, reduce la calidad de la enseñanza. Por contra, 'la Escuela Politécnica de Cartagena, de similares características, cuenta con 50 especialistas en Telecomunicaciones', asegura Julio Bel, delegado de los alumnos.

En una asamblea celebrada ayer, los estudiantes decidieron enviar al rector una queja formal, en la que demandan la contratación de profesores especialistas. Además, exigen una redistribución de los horarios de prácticas y la ampliación de los laboratorios, considerados insuficientes. La falta de profesores también ha retardado el inicio de las asignaturas con mayor contenido práctico.

Fuentes de la Miguel Hernández afirmaron ayer que varios profesores han abandonado el centro por 'las malas condiciones laborales y presiones del Rectorado'. Lo cierto es que hasta ahora ninguno de ellos tiene un acuerdo de trabajo estable y la dirección retrasa su contratación definitiva hasta la finalización del período de crecimiento de la Universidad. Esta circunstancia produce la marcha de los profesores a otros centros donde les ofrecen mejores condiciones.

Para colmo de males, la situación de la Escuela de Politécnica ha llegado a las empresas del sector, que comienzan a poner reticencias a la contratación de licenciados de la universidad ilicitana. Los alumnos pretenden ahora mejorar sus perspectivas laborales, porque la primera promoción 'ya no tiene remedio'.