Peridis afirma que en tiempos de desgracia hay que recuperar el humor
El dibujante y arquitecto José María González -Cabezón de Liébana (Palencia), 1941-, más conocido como Peridis, cree que en los tiempos actuales de convulsión no hay que dejar de lado el humor y recuerda que el humor negro ha estado siempre ligado a las desgracias. Así lo manifestó el caricaturista de EL PAÍS minutos antes de impartir una conferencia el pasado miércoles en Bilbao sobre El humor negro español y sus orígenes. 'El humor negro se basa fundamentalmente en la muerte y en el hambre, en la desgracia; y es un humor de posguerras, de salidas de dictaduras', asegura.
En tiempos de la transición española, los humoristas hicieron de puente en la sociedad, sobre todo ayudando a deshacer los mitos lingüísticos y las contradicciones del régimen franquista. Peridis recuerda que latiguillos como 'por el imperio hacia Dios', 'no hay que confundir la libertad con el libertinaje', o 'el que no trabaja es porque no quiere' fueron utilizados por los humoristas. Recalca que en un chiste se definen las situaciones muy bien y, como ejemplo, cuenta aquel en el que una persona le pregunta a un ruso: '¿Qué tal os va por Rusia?'. Y el otro responde: 'No nos podemos quejar'. 'Pero, qué tal os va?', insiste el primero. A lo que contesta: '¿No te digo que no nos podemos quejar?'
Un ángulo distinto
Peridis explica que los editoriales que sus personajes políticos hacen a través de las viñetas sobre los asuntos de actualidad más serios sólo son posibles a través del humor. 'Con humor dejas que el lector termine el chiste, que siempre hay que dejarlo abierto. Y en el caso de la caricatura editorial, lo que haces es contar lo que pasa en ambas claves y lo adornas todo con humor. Sin opinar, puedes enriquecer lo que está pasando con un ángulo distinto'.
El dibujante trata de coger los personajes con un símbolo que les caracteriza, pero sin ridiculizar. Así, utiliza la piedra 'para arriba y para abajo' con los vascos, o el poder absoluto del faraón cuando Felipe González era presidente del Gobierno. 'Les rodeo de aquellos símbolos que pertenecen a la iconografía infantil y los convierto, igual que los héroes griegos o que a Superman, al que no le pueden quitar la capa o la S. Incluso Bogart casi no se muda. Siempre es la gabardina y el sombrero. Con los personajes ocurre lo mismo, tienes que convertirlos en un icono', explica. De entre todos los personajes, el que más juego le ha dado es Fraga por su versatilidad y parecido con los guardias de las películas de Charlot, dice.
En tantos años de caricaturas no le ha quedado más remedio que tratar el terrorismo con humor, y lo consigue, explica, con distanciamiento. Y cuenta un chiste que oyó el día anterior en la radio sobre el accidente de aviación del pasado lunes en Nueva York. 'Es la primera vez que hay un accidente de avión y nos alegramos de que sólo sea un accidente. Esto lo expresa muy bien'.
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