'El poder se ve obligado a aceptar a la mujer en la esfera pública'

Los desequilibrios entre mujeres y hombres en la esfera pública son evidentes. Una jornada celebrada recientemente en Bilbao bajo el título genérico de Construyendo la igualdad en el espacio público sirvió para reflexionar sobre esta cuestión. La madrileña Pilar Folguera, de 55 años, vicepresidenta de la Coordinadora Española para el Lobby Europeo de Mujeres y profesora de Historia Contemporánea en la Universidad Autónoma de Madrid, fue una de las ponentes.

Pregunta. ¿Es exagerado considerar desolador el panorama?

Respuesta. No lo es, aunque se avanza. Entre los elementos que han propiciado una mayor representación están los instrumentos jurídicos que, en el caso español, están condicionados por la UE. También está la actitud de los partidos con sus diferentes estrategias según las ideologías.

P. ¿Le parece conveniente la discriminación positiva?

R. Las medidas de acción positiva cumplen un papel muy importante. En el caso de España, los partidos de izquierdas han ido superando las cuotas hasta el extremo de que hoy hablan de democracia paritaria, es decir, presencia equilibrada de mujeres.

P. ¿Y las organizaciones feministas, qué papel juegan?

R. Son un factor realmente importante. Las organizaciones de mujeres siguen demandando una mayor presencia en la política y en muchos casos han sido mujeres procedentes de esos movimientos las que han destacado en las instituciones del Estado y desde allí han conseguido poner en marcha una serie de medidas. Sin embargo, el movimiento feminista ha cambiado sustancialmente de estrategia y dedica gran parte de sus esfuerzos a la mediación, a exigir a las instituciones mayor presencia de mujeres.

P. ¿Se ve el poder controlado por hombres obligado a aceptar la presencia de las mujeres?

R. Claro que se ve obligado. Hay un factor muy difícil de medir y es el de la opinión pública, que en los últimos 15 años es más favorable a la presencia de mujeres en el ámbito público. Eso propicia la mayor receptividad de los políticos.

P. ¿Sigue siendo la mujer invisible en otros ámbitos en los que su ausencia no afecta al interés político?

R. Nuestra presencia se reduce a un tercio en la universidad y en el caso de catedráticas se reduce drásticamente. Pero aún es mayor si hablamos de rectores. Sin embargo, donde es realmente radical es en el mundo de las finanzas y de la empresa pública.

P. ¿Cómo vislumbra el panorama más cercano?

R. En el mundo occidental se ha iniciado un camino imparable. La generación de mujeres que vienen detrás no va a renunciar a nada. Lo que pasa es que las cosas ya no se pueden analizar como un pequeño gueto, que es Europa, sino que hay trabajar o analizar la situación desde un punto de vista más global.