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Reportaje:

Rockaway se recupera de la tragedia

El que hasta el lunes era un tranquilo barrio de Nueva York trata de volver a la normalidad

El titular del Daily News ilustraba ayer la simple pregunta de los habitantes de Rockaway, un tranquilo barrio del municipio neoyorquino de Queens donde a primera hora del pasado lunes se estrelló un avión de la compañía American Airlines: '¿Por qué?'. ¿Por qué esta comunidad, una de las más afectadas por los atentados del 11 de septiembre, volvía a ser el escenario de una tragedia tan similar a la ocurrida en las Torres Gemelas?

Por las calles de Rockaway, normalmente tranquilas y silenciosas, circulaban ayer cientos de agentes y policía e investigadores, buscando restos del avión. La zona del impacto seguía acordonada. La huella del aparato siniestrado podía verse perfectamente en el contraste entre la docena de casas calcinadas y las otras, muy cercanas, completamente intactas, con sus jardines impolutos y sus decoraciones de Halloween.

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Los pilotos del avión de Nueva York oyeron dos ruidos muy fuertes antes de la caída

Los vecinos seguían casi aislados del resto de Nueva York. Al producirse los hechos, los dos puentes que unen esta franja costera a la ciudad fueron cerrados a la circulación. El metro, que tarda casi hora y media en alcanzar Manhattan, se convirtió en el único medio de transporte seguro. Ayer el tráfico, ya restablecido, seguía siendo muy restringido.

'Ésta es una comunidad muy religiosa y de ahí toman su fuerza', dijo el alcalde Rudolph Giuliani, al informar de que cinco habitantes de Rockaway seguían desaparecidos. 'Son algunas de las gentes más valientes que conozco. (...) He aprendido en estas últimas semanas que cada uno lleva el dolor como puede y he visto aquí auténticos actos de valentía y generosidad'.

Muchos de los bomberos que seguían asistiendo en las labores de búsqueda salían directamente de sus casas con el uniforme puesto. Más de 80, que vivían en este barrio, perecieron en los atentados del World Trade Center el pasado 11 de septiembre.

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Ésta es una comunidad que aspira a la idílica tranquilidad, algunos dirían apatía, de los suburbios norteamericanos. La gente deja las puertas abiertas y no duda en transformar sus calles en canchas de baloncesto.

Todas las calles transversales llevan al mar. Por un lado, las playas del océano, y por el otro la bahía de Jamaica junto a las pistas del aeropuerto Kennedy desde donde salió el avión de American Airlines que nunca llegó a Santo Domingo.

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