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Reportaje:

Condenado sin saberlo

Un pueblo de Albacete se opone a la extradición de un convecino juzgado en rebeldía por un tribunal italiano

Ha sido condenado a ocho años de cárcel sin sentarse en el banquillo de los acusados y sin conocer los hechos que se le imputaban. Ésta es la primera parte de la pesadilla jurídica a la que se enfrenta Pedro Juan López Belmonte, de 53 años, un vecino de Pozo Cañada , a unos 20 kilómetros al sur de Albacete, que ha ejercido buena parte de su vida como jardinero y chófer de familias de la aristocracia en Madrid.

López Belmonte fue juzgado en rebeldía por un tribunal italiano en 1994 por unos hechos que ocurrieron en Roma en 1991. El tribunal lo condenó a ocho años de prisión por tráfico de drogas y blanqueo de dinero. López Belmonte fue arrestado en octubre de 2000 y en la actualidad está recluido en el centro penitenciaro La Torrica de Albacete.

Sin embargo, el jardinero todavía tiene pendiente otra cuestión de su azoroso encuentro con la justicia. Italia ha solicitado la extradición del reo para que cumpla condena en el país transalpino. La decisión última la tiene el Consejo de Ministros, ya que la Audiencia Nacional ha dado luz verde a la extradición, aunque con el voto particular de un juez, quien considera que el proceso a López Belmonte ha podido vulnerar el Convenio Europeo de Derechos Humanos.

La posibilidad de que el condenado sea extraditado ha reforzado el unánime apoyo de los vecinos de Pozo de Cañada (localidad de 2.800 habitantes, la mayoría jornaleros del campo) en defensa de la inocencia de López Belmonte.

Todos, sin excepción, creen a pies juntillas en la inocencia del condenado. Los vecinos, con el alcalde, el socialista Pedro García, a la cabeza, han realizado ya varias manifestaciones en apoyo de la familia del reo. López Belmonte cuenta incluso con el nada desdeñable respaldo del presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, quien pedirá al Gobierno que no ejecute la orden de la Audiencia Nacional.

Los vecinos hablan y no paran sobre la bondad, honradez y modestia de López Belmonte y su familia. 'Pongo las manos en el fuego por él y no me quemo', afirmó ayer Pascuala Campos, de 69 años. 'Somos pobres y además desgraciados', apostilló. 'De niño era noble, y de mayor igual', añadió Juan Antonio Valcárcel, un agricultor de 72 años.

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Además de abundar en la inocencia del condenado, lo que más irrita a sus convecinos es que sea trasladado a Italia para cumplir la pena. 'Si se lo llevan, seguro que las mafias se lo cepillan', alega el anciano agricultor.

Francisca López, de 47 años, esposa del reo, agradece las muestras de solidaridad de sus convecinos, mientras relata su versión de los hechos. Tras casarse, el matrimonio, que no tiene hijos, se trasladó a principios de los setenta a la urbanización Prado Largo, en el extrarradio de Madrid, 'a servir', matiza la mujer.

'Yo estaba de cocinera y mi marido era el chófer y el jardinero', explicó. En ese chalé ejercieron de guardeses hasta mediados de los noventa. 'Estuvimos al servicio de importantes familias de señoritos, ya que la casa cambió de propiedad varias veces', explicó.

La esposa de López Belmonte asegura que su marido sólo estuvo una vez en Italia. 'En 1991 estuvo dos días en Roma acompañando a uno de sus jefes, que le dijo que iban a comprar dos coches'. 'Mi marido volvió, seguimos trabajando unos años más en la casa y, en 1994, decidimos volver al pueblo'.

De regreso a su localidad natal, López Belmonte engrosó las listas del paro hasta que fue contratado, igualmente como chófer y jardinero en la finca del Marqués de Larios, en la Dehesa de Los Llanos, unos de los cotos privados de caza más importantes de España. Allí, el 26 de octubre de 2000, a raíz de los controles policiales en vísperas de una cacería en la que partipaban altas autoridades, los agentes arrestaron al chófer. La policía le comunicó que estaba condenado por un juzgado italiano por participar en una reunión de narcotraficantes en Roma en 1991. El encuentro se realizó en la habitación del hotel que ocupaba el chófer. 'Lo utilizaron y lo engañaron', señala su esposa.

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