El temporal se cobra su sexta víctima mortal y arrasa multitud de playas del Mediterráneo

El fuerte temporal provocó ayer otras dos víctimas mortales que se suman a los cuatro fallecidos desde el pasado viernes. Antes de comenzar a remitir, los fuertes vientos derribaron en Palma de Mallorca un árbol sobre un taxi, cuyo conductor resultó muerto, y los dos clientes, heridos graves, al igual que un operario municipal de Calvià, que también quedó aplastado por ramas. En Denia (Alicante) un tripulante de un velero que fue arrastrado contra la costa por el vendaval murió a los pocos minutos de que lograsen rescatarle desde la costa, golpeada por las olas como casi todo el Mediterráneo.

Un taxista de Palma murió al ser aplastado por un enorme pino que se desplomó sobre su vehículo mientras circulaba por el paseo Marítimo con dos clientes, que sufrieron heridas graves, informa Andreu Manresa. En Calvià la caída de la copa de un árbol hirió de gravedad a un operario que reparaba los daños provocados por el temporal, Enrique Chinchilla Hernández, de 32 años, que ingresó inconsciente en un hospital de Palma.

En la costa alicantina, un velero de nueve metros encalló en las rocas y volcó sin que los servicios de Salvamente Marítimo pudiesen impedir el naufragio ni acercarse al navío debido al fuerte oleaje. Miembros de la Policía Local de Dénia, la Policía Nacional, Cruz Roja y Guardia Civil intentaron la evacuación desde tierra del único tripulante, un hombre de aspecto nórdico de unos 50 años. Murió a los pocos minutos de que lograsen sacarle del agua.

Ayer, las llamadas al centro de emergencias 112 del Gobierno de Baleares superaron las 10.000. Unas treinta de carreteras quedaron cortadas y las olas se tragaron la arena de muchas playas. Algunas calles fueron invadidas por el mar y cientos de coches fueron abollados por objetos y troncos caídos. Un tercio de la población de las islas, 175.000 clientes de Endesa-Gesa, sufrió cortes de luz durante horas.

La tormenta, que alcanzó una virulencia desconocida, ha tenido efectos perniciosos para la agricultura, los servicios públicos y las economías privadas. 'Por algunos lugares ha pasado una máquina trituradora', dijo el alcalde en funciones de Artà, Josep Silva. Durante el fin de semana, las comunicaciones por mar entre las islas y desde éstas con Barcelona, Valencia y Denia han estado paralizadas.

En Cataluña, el temporal azotó ayer especialmente la zona litoral de la comarca del Maresme, entre Barcelona y la Costa Brava. En varias poblaciones costeras, el fuerte oleaje hizo desaparecer las playas e inundó los paseos marítimos, informa Mercè Pérez. Diversas vías comarcales y la carretera N-II a su paso por Vilassar de Mar fueron cortadas al tráfico por la caída de árboles sobre la calzada. La circulación por la línea C-1 de cercanías de Renfe, que transcurre a escasos metros del mar, también se paralizó en ambos sentidos de la marcha por la inundación de las vías férreas entre Canet y Sant Pol de Mar.

En esta última población, la lluvia que cayó por la mañana fue recibida como agua bendita por los bomberos, que trabajaban desde las 4.00h de la madrugada en la extinción de un incendio forestal que el fuerte viento avivaba. El fuego, que arrasó unas 50 hectáreas de pino, obligó a desalojar a medio centenar de vecinos de 4 urbanizaciones.

En la ciudad de Barcelona, el fuerte oleaje se tragó casi en su totalidad las playas de la Barceloneta y Port Olímpic, destrozando todas las infraestructuras.

Anoche quedaban en alerta Baleares, Cataluña, Aragón, Navarra y La Rioja y sólo un puerto de la red principal permanecía cerrado por la nieve.