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Reportaje:CRÓNICA EN VERDE

La naturaleza en la cesta de la compra

La preocupación por el medio ambiente apenas modifica los hábitos de consumo

En términos globales, la preocupación por el medio ambiente que manifiestan los ciudadanos en la mayoría de las sociedades desarrolladas se mantiene prácticamente invariable desde 1997. Así lo revela el Global Environmental Monitor, un sistema de encuestas que se lleva a cabo, periódicamente y en distintos países del mundo, para analizar el grado de conciencia ambiental.

Los últimos datos, correspondientes a este mismo año, acaban de ser publicados por la Fundación Entorno, organismo que en España promueve este tipo de estudios sociológicos. Nuestro país aparece situado entre las naciones más sensibles, ya que un 89% de la población se declara bastante preocupada por los problemas ambientales, porcentaje que ha crecido diez puntos con respecto a las estimaciones recogidas hace sólo un año.

Las cuestiones que más inquietan a los españoles son aquellas relacionadas con la conservación de los recursos naturales, y en particular la contaminación de las aguas y la pérdida de los bosques. En 2000 esta clasificación estaba encabezada por la contaminación atmosférica, problema que ahora los encuestados sitúan en un segundo plano.

Mejorar la calidad

A la hora de participar en acciones que mejoren la calidad ambiental, la mitad de los ciudadanos declara colaborar en el reciclado de la basura doméstica, casi un 40% en el ahorro de agua (aspecto en el que se ha registrado un crecimiento notable) y menos del 30% en el ahorro de energía. A juicio de la Fundación Entorno, estos porcentajes no son muy alentadores ya que, por ejemplo, en lo que se refiere al reciclaje de los residuos domésticos el grado de participación ciudadana es bajo si se compara con las inversiones en campañas de información y sistemas de gestión realizadas por las distintas administraciones.

El estudio de la Fundación Entorno presta especial atención a las actitudes que los consumidores españoles muestran con relación a los productos que son menos agresivos para el medio ambiente, y evalúa el peso de la variable ambiental, frente a otras como la calidad o el precio, a la hora de elegir un determinado producto en el mercado. La importancia de estos datos reside en que, según la opinión de los propios encuestados, 'las pautas de consumo están muy relacionadas con la conservación de la naturaleza'.

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En general, asegura el estudio, 'no se puede decir que el comportamiento habitual de los españoles en sus compras siga criterios ambientales'. La mayoría de los ciudadanos (64%) selecciona los productos que conoce, las marcas que les son familiares, sin fijarse en su carácter respetuoso o no con el medio ambiente, o en la posible existencia de un etiquetado ecológico. De hecho, y a pesar de la existencia de estos distintivos, el 40% de la población no sabría como reconocer en el punto de venta un producto más correcto, desde el punto de vista ambiental, de otro que no lo es.

En cualquier caso, para más del 60% de los españoles el hecho de no disponer de productos ecológicos no supone ningún problema. El modelo expuesto en el informe demuestra que los consumidores se rigen por la calidad y el precio a la hora de decidir sus compras, y aunque se muestran muy sensibles a los problemas ambientales esta es una variable que apenas influye en sus hábitos de consumo.

'Entre los datos más esperanzadores', precisa el estudio, 'cabe decir que la mitad de la población (52%) estaría dispuesta a renunciar ligeramente a la calidad de los productos si estuviera segura de que con ello favorece la protección del entorno, y un porcentaje parecido pagaría algo más por un producto más limpio'.

Aunque en los hábitos de consumo no tenga gran influencia la preocupación por el medio ambiente, ésta sí influye lo suficiente como para vetar un producto o marca concreta, o al menos planteárselo. Esta actitud favorable a la penalización es una de las variables que más han crecido con respecto a los datos recopilados en el 2000. Según la encuesta más reciente, 29 de cada 100 consumidores vetarían un producto o una marca por razones ambientales, actitud a la que hace un año solo se sumaba el 16% de la población.

Comentarios y sugerencias a propósito de Crónica en verde pueden remitirse al e-mail: sandoval@arrakis.es

El Ecobarómetro andaluz

El Instituto de Estudios Sociales Avanzados de Andalucía (IESA), dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y con sede en Córdoba, es el organismo al que la Consejería de Medio Ambiente encargó el pasado año la puesta en marcha del denominado Ecobarómetro. Se trata de una encuesta anual, realizada sobre una muestra de 1.500 andaluces, con la que se pretende medir, de forma regular, la actitud, opinión y comportamiento de la población ante los temas ambientales. La primera de estas encuestas se ha realizado sobre la base de una serie de indicadores que ya han sido probados en sondeos anteriores y que se utilizan con regularidad en otros países, lo que permitirá, además, establecer comparaciones. En un primer apartado se agrupan los indicadores que muestran el grado de conocimiento que los encuestados tienen sobre esta materia. Un segundo bloque está dedicado a la preocupación que manifiestan los ciudadanos sobre los problemas ambientales en comparación con otros asuntos (paro, salud, seguridad ciudadana o enseñanza). El tercer epígrafe sirve para recoger la opinión sobre las diferentes políticas ambientales, así como las demandas y actitudes que los andaluces expresan con respecto a las mismas. Por último, se incluyen indicadores a propósito de los comportamientos individuales y colectivos. La información recogida servirá para dividir a la población en distintos tipos, cada uno de ellos caracterizado por percibir de modo diferente los problemas ambientales. Esta fórmula permite obtener varios 'públicos-objetivos', útiles a la hora de diseñar planes de comunicación. No es lo mismo lanzar un determinado mensaje a un grupo social que está desinformado que orientarlo a un segmento que sí maneja información pero que no se comporta de manera favorable, o que es muy crítico, advierten los especialistas.

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