Inglaterra seguirá permitiendo dar a los niños 'azotainas razonables'

Las 'azotainas razonables' de los padres a los niños seguirán siendo legales en Inglaterra y Gales. Así lo decidió ayer el Gobierno británico, al llegar a la conclusión de que la mayoría de las familias se oponen a que se prohíba por ley, a pesar de que ésa es la recomendación de los expertos. El Gobierno regional de Escocia, en cambio, mantiene de momento su proyecto de prohibir ese castigo también en el seno de la familia.

El castigo corporal llegó a ser una tradición de tal dimensión en Inglaterra que acabó dándole nombre. La disciplina inglesa es conocida en todo el mundo, aunque con el tiempo ha desaparecido de las escuelas para encontrar impúdico refugio en la más fina y retorcida versión con que se practica en alcobas y gabinetes de masajes.

La disciplina inglesa pura y dura fue prohibida en las escuelas públicas británicas en 1986, aunque no fue ilegalizada en las escuelas privadas y en las familias hasta que en 1998 el Tribunal Europeo de Derechos Humanos falló contra el Reino Unido, al que condenó por no haber sido capaz de proteger a un niño al que su padrino propinaba dolorosas zurras vara en mano. La vara golpeando manos o posaderas fue durante decenios, si no siglos, el estandarte de la educación en Inglaterra y muchos otros países. La letra, con sangre entra, decían sus defensores.

Prohibida la vara

Pero, prohibida la vara, ¿hay que prohibir también la mera azotaina manual, incluso aunque sea de padres a hijos? Ése fue el debate que se abrió en Inglaterra en 1998 y que la ministra británica de Salud, Jacqui Smith, dio ayer por cerrado a favor del statu quo: las 'azotainas razonables' no se prohibirán, anunció en nombre del Gobierno del laborista Tony Blair.

La ministra ha llegado a esa conclusión tras más de dos años de consultas a familias y expertos. Pese al criterio de estos últimos, ha prevalecido la opinión de las familias. Jacqui Smith explicó ayer que de 900 respuestas recibidas en una encuesta realizada entre padres y madres, el 70% creen que es mejor mantener las cosas como están. 'No estoy segura de que prohibir las azotainas nos ayude a ser mejores padres', opina la ministra. A su juicio, ésa no es la manera de luchar contra la violencia infantil. 'Yo misma he tenido que recurrir alguna vez a la azotaina', admitió, 'aunque personalmente no creo que sea una buena manera de disciplinar a mis hijos'.

Las organizaciones defensoras de los derechos de la infancia han recordado que muchos niños mueren cada año por malos tratos de sus padres. Para Mary Marsh, presidenta de la Asociación Nacional para la Prevención de la Crueldad con los Niños, se trata de 'un paso atrás'. 'Es escandaloso que el Gobierno haya ignorado el punto de vista de prácticamente todos y cada uno de los profesionales de la salud y la protección de la infancia en este país. La idea dickensiana del castigo razonable no tiene lugar en una sociedad moderna y civilizada', añadió.