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Entrevista:FERNANDO LEÓN | Director | CRÍTICAS

'Rodar me exige creer en lo que hago'

Aurora Intxausti

El desempleo, la angustia que ello provoca, las tensiones entre la familia y los amigos y, de vez en cuando, la sonrisa, son los elementos que rodean al grupo de cinco personajes que forman parte de Los lunes al sol, la película que está rodando Fernando León de Aranoa (Madrid, 1968) en Vigo desde hace cinco semanas. En su tercer filme -tras Familia y Barrio-, este realizador ahonda de nuevo en las relaciones personales, en las circunstancias que envuelven a los hombres y mujeres que se han puesto a sus órdenes. Dirige a Javier Bardem, candidato al Oscar por Antes que anochezca, de quien dice que es una persona muy auténtica y un actor fantástico. Repite con Elías Querejeta en la producción, con un presupuesto en este caso de 450 millones de pesetas.

Pregunta. ¿Cuándo comienza a despertar la historia de Los lunes al sol?

Respuesta. Se inicia cuando Ignacio del Moral y yo, guionistas de la película, empezamos a acumular unos recortes de prensa en los que se contaban una serie de pequeñas historias que, juntas, podrían formar parte de la vida de una persona. Luego pensamos que lo mejor es que todo debía discurrir en torno a un grupo de gente y que los personajes tenían que sentir que pertenecían a un colectivo, que aunque fuesen náufragos supiesen que estaban todos en la misma línea. Y termina siendo una historia coral.

P. ¿ Las relaciones se ven especialmente afectadas por el paro?

R. Te das cuenta de que la gente vive situaciones muy diferentes a las tuyas, y que del trabajo puede depender su vida y lo que le rodea. Todo está ahí y aunque en estos momentos en España parezca que todo está teñido de un barniz que oculta la realidad, lo cierto es que detrás de esa capa hay tristeza, angustia y un leve rayo de esperanza, a pesar de la desesperanza. Son historias cercanas.

P. ¿Tiene sentido en estos momentos hacer una película sobre este tema?

R. Sí, porque hablo de un colectivo cercano al millón de personas que viven en precariedad laboral, y eso afecta a tres o cuatro miembros de cada familia. Dicen que hay disminución del paro, pero aumenta notablemente la precariedad en el trabajo con contratros temporales. La película habla de todo eso.

P. ¿Por qué esa persistencia en abordar temas sociales en sus trabajos?

R. No lo sé, no es algo premeditado. Cuando te metes en una película y piensas que vas a estar un año de tu vida dedicado a ella, tienes que hacer algo que te interese. Debes contar algo que te toque o que pienses que pueda tener una cierta utilidad, no contar las cosas por contar. Para mí, el esfuerzo de rodar es tan grande que cuando me pongo en ello es por algo en lo que creo.

P. ¿En su mundo cercano tiene personas que viven la precariedad laboral?

R. Sí, y supongo que también tiene que ver que sean los temas de los que hablo en mi vida normal, con mis amigos. Son las cosas que me preocupan, y cuando me pongo a hacer una película lo suyo es seguir hablando de lo mismo. Sería absurdo estar hablando de algo que no tiene nada que ver conmigo. Cuando cuentas una historia con la cámara es como una prolongación de tus conversaciones y de las historias que ocupan tu vida.

P. ¿Los directores españoles se han centrado más en el cine de género que en los temas sociales?

R. La industria cinematográfica en España no es muy fuerte y tal vez por ello, durante años, no se ha querido atar a proyectos más arriesgados. Durante un tiempo, los productores han creído que abordar temas conflictivos no era rentable desde el punto de vista comercial. Se puede entender como una forma de censura económica, porque no eran películas rentables. Actualmente, no hay censura política para tratar ningún tema, pero lo que pasa tiene que ver mucho con la influencia tan grande de la economía en la política.

P. ¿Se ha planteado hacer comedia?

R. Me gusta mucho. Como guionista he escrito bastantes situaciones dentro de una película. Lo que no he hecho es una historia totalmente cómica. Es muy difícil. De todas maneras, cualquier género puro me gusta más como espectador que como escritor. Me da mucha pereza, pero igual algún día tengo valor para escribir comedia. Intento que en lo que hago haya un poco de todo. Hay mucho humor en esta película que estamos rodando. No pretendo que sea un drama social, porque hablo de personas que son trabajadores. Creo que hay mucho humor, es como la vida.

P. Algunas películas españolas están consiguiendo en pocos meses excelentes resultados de taquilla: Los otros, de Alejandro Amenábar, y Torrente 2. Misión en Marbella, de Santiago Segura.

R. Es muy comprensible que tanto Segura como Amenábar vayan así de bien, con esa carrera comercial que han hecho. Aunque nadie sabe las razones. Ahora, en España se está rodando muy bien y se están cuidando más las películas. No es un fenómeno generacional y tampoco ha pasado demasiado tiempo para poder hacer un análisis profundo del tema.

P. ¿Cómo está siendo dirigir a Bardem?

R. Trabajar con Javier es estupendo. Es muy trabajador, muy divertido y muy fácil, porque trabaja mucho y es muy cómodo. Por un lado, realiza un trabajo muy racional, y luego es capaz de olvidarlo y trabajar de forma muy pasional, muy visceral. Pensaba que me iba a encontrar con un actor muy racial, que lo es, pero, además, también tiene la capacidad de arrinconarlo y trabajar con los sentimientos y el estómago, y explotar las dos cosas juntas. Puedes pedirle que se someta a las situaciones más difíciles para sacar lo mejor de él ante la cámara.

Un lunes bajo el sol de Vigo

Cualquiera que hubiese visto a Fernando León el lunes y martes pasados en el rodaje de una de las escenas de su película, hubiese pensado que formaba parte del reparto. Vestido con un gorro, mitones, gabardina y sobresaliendo un jersey anudado a la cintura que le llegaba hasta los tobillos. Las imágenes que tenían que quedar plasmadas en la cinta eran importantes y su concentración era absoluta. Algo más de un centenar de personas se encontraban en uno de los malecones del puerto de Vigo esperando sus órdenes. Los figurantes se movían de un lado a otro. Fueron necesarios varios ensayos para que la toma fuera perfecta. El día soleado no impedía que los figurantes se intentasen mover del lugar para quitar el frío del cuerpo. La curiosidad les llevó a algunos a ofrecerse como 'actores', les apetecía que su rostro quedase filmado para la posteridad, pero otros muchos habían acudido hasta el director porque habían oído de qué iba la película y querían contarle sus historias. 'La verdad es que nunca terminas de sorprenderte. Partes de un punto real para contar una ficción y al final la realidad es capaz de envolverte porque es mucho más cruda de lo que nunca puedes imaginar'. Fernando León gesticula, mueve las manos y coquetea con su pelo hasta lograr que quede a su gusto mientras el fotógrafo le retrata. Este joven director-escritor es incapaz de ocultar que cada momento del rodaje está preparado al milímetro porque es consciente de que de él dependen muchas personas que obedecen cada una de sus órdenes. Su imagen de frialdad se resquebraja cuando recuerda una comida del equipo en la que se estaban repartiendo bocadillos. 'Cuando se habla de las cifras del paro, los políticos no se dan cuenta de que detrás de cada número hay un rostro como los que, con mucha vergüenza, se han acercado hasta aquí para pedir un bocadillo'.

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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