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Crítica:LIBROS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La casa del escritor

No cabe duda: Miguel Sánchez-Ostiz (Pamplona, 1950) es uno de los grandes escritores de creación de nuestra convulsa actualidad. Vuelve a demostrarlo en la reciente entrega de sus diarios que ha titulado La casa del rojo. Diarios, 1995-1998, una combinación de sencillez en la mirada y complejidad en la reflexión.

Continúa la serie que se inició con La negra provincia de Flaubert (1986) y Correo de otra parte (1994). Significativamente, no se han publicado aún los dos volúmenes que siguieron a esa entrega, y que llevan los títulos provisionales de Los días inciertos (1988-1981) y Deriva de fuerapuertas (1991-1995) y que coinciden con la época negra del escritor, en la que la ficción literaria traspasó lindes a la vida, y tras la publicación de Las pirañas, comenzó una etapa violenta y desesperada en la vida del autor.

La casa del rojo, traducción del nombre vasco de la casa en que vive el escritor en Baztán, representa un homenaje a varias claves sentimentales o personales. En principio, el nombre señala la morada en que el autor se ha instalado, pero significa también el tipo de vida y de escritura que se ha llevado a cabo en esa casa. Se afirma, con mucho sentido, que la publicación de un diario indica una situación personal y social, donde el individuo se define a sí mismo como persona autónoma. Y de ello hay muchas y preciosas pruebas en este diario, con una búsqueda de la independencia personal que se traslada con emoción y dolor a las páginas.

Hay homenajes a los amigos, pero sobre todo, es un diario literario, con referencias a las lecturas que realiza el autor, pero lo más valioso reside, en mi opinión, en la traslación de un aire, de una respiración, que confiesa sus preguntas sobre la escritura. Nos encontramos ante un diario literario, en el sentido en que está magistralmente escrito, con la sombra de Baroja permanente al fondo, y en que es un diario sobre literatura. Quizás los aspectos más sociológicos de la tribu literaria puedan ser los más notorios, pero la escritura resplandece cuando trata de la soledad del escritor, a fin de cuentas de la radical esencia del escritor...

'A mí la gente que está muy segura de lo que dice y hace no me ha gustado nunca', escribe Sánchez-Ostiz. Por eso se ofrecen pocas seguridades en el texto y muchas perplejidades. En suma, una escritura a corazón abierto que emociona al lector.

Miguel Sánchez-Ostiz: La casa del rojo. Diarios, 1995-1998. Península, Barcelona, 2001. 475 páginas, 2.250 pesetas.

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