Sabena se declara en quiebra en medio de la crisis mundial del sector
British Airways reduce sus beneficios un 97%
La compañía aérea Sabena se declaró anoche oficialmente en quiebra. La empresa belga, que arrastra una deuda de casi 400.000 millones de pesetas, no ha podido superar las dificultades financieras. El Gobierno belga pretende lanzar una nueva empresa más reducida con capital público y privado, pero se prevé que al menos la mitad de la plantilla de Sabena, formada por 12.000 trabajadores, perderá su empleo. Por otro lado, British Airways registró un beneficio de cinco millones de libras (8,11 millones de euros) en el segundo trimestre de su ejercicio, lo que supone un descenso del 97,6%.
El Consejo de Administración de Sabena anunció anoche que pedirá la declaración oficial de quiebra, un triste final que todos esperban. De hecho, el aeropuerto de Bruselas quedó prácticamente paralizado durante todo el día. El paro de Sabena fue total desde el mediodía y muchos vuelos de otras compañías fueron desviados a aeropuertos regionales del país y, a media tarde, en la terminal bruselense de Zaventem el 85% de los vuelos estaban cancelados. Los empleados de Sabena volvieron anoche a casa sin saber si hoy su puesto de trabajo seguirá existiendo. Al filo de las 21.00 horas se supo que, en efecto, su situación es dramática.
Sabena, propiedad del Estado belga (50,5%) y de Swissair (49,5%), está en suspensión de pagos desde hace un mes, cuando Swissair anunció que no recapitalizaría la empresa como había prometido. La empresa suiza, gravemente afectada también por la crisis del sector aeronáutico, ha acumulado unas pérdidas de 1,6 billones de pesetas y ha anunciado también una reducción en un tercio de su flota. Difícilmente podía afrontar sus compromisos con su filial belga.
El crédito-puente de 125 millones de euros otorgado a Sabena por el Gobierno de Bélgica no ha sido suficiente para evitar el previsible desastre industrial, sin precedentes en este país. Desde hace semanas, el Ejecutivo de Guy Verhofstadt negocia la venta de la compañía y la creación, con capital privado y público, de una nueva Sabena de menor dimensión. Las firmas británicas Virgin Express y British Airlines, así como la germana Lufthansa y la estadounidense American Airlines, habían manifestado su interés en el proyecto. El presidente de Sabena, Christophe Muller confirmó anoche que las negociaciones no han prosperado. Horas antes, Virgin anunció su retirada al considerar que las condiciones ponen en peligro a su propia firma. Las grandes compañías podrán, en todo caso, cubrir los slots que Sabena deje libres dando paso, de hecho, a una concentración empresarial en el sector, algo que la Comisión Europea ya ha vaticinado como resultado de la crisis que se vive a nivel mundial y que, según la propia industria, va a costar más de 120.000 puestos de trabajo.
El paquete negociador más espinoso respecto a Sabena es el de la plantilla. Las empresas interesadas se niegan a asumir, además de la deuda, el estatuto del personal, que a pesar de haber hecho concesiones en los últimos años, sigue manteniendo unas ventajas que los inversores privados consideran inaceptables. Muller aseguró que la mitad de la plantilla de la empresa (unos 6.000 trabajadores) podrían conservar su puesto de trabajo si se cree esa nueva mini Sabena, aunque ayer ya se hablaba de hasta 10.000 despidos ante la imposibilidad de salvar la empresa.
Ayer British Airways (BA) registró un beneficio bruto de cinco millones de libras (8,11 millones de euros, 1.350 millones de pesetas) en el segundo trimestre de su ejercicio, lo que supone un descenso del 97,6% en relación a los 200 millones de libras (324,5 millones de euros) del mismo periodo de 2000. Los beneficios operativos de la aerolínea se situaron en los 72 millones de libras (116,84 millones de euros), un 72,8% menos si se comparan con los del segundo trimestre de su anterior ejercicio.
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