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La guerra de las comisiones

Los bancos cobran hasta un 3,5% más a las tiendas virtuales que a las reales por las tarjetas

Patricia Fernández de Lis

La mayor parte de los estudios que han analizado el porqué de la escasa implantación del comercio electrónico en España menciona la falta de costumbre de comprar a distancia o la escasa implantación del PC. Las tiendas virtuales españolas ofrecen, sin embargo, razones mucho más prosaicas sobre este asunto, y una de las grandes quejas está relacionada con las comisiones que cobran los bancos cuando un cliente compra un producto utilizando su tarjeta.

Si un comercio on line quiere ofrecer la posibilidad de comprar con tarjeta de crédito o de débito, debe ponerse en contacto con su banco. La entidad se encarga entonces de instalar una pasarela de pago entre los sistemas informáticos de la tienda y los suyos, una técnica que permite comprobar los datos del cliente y cargar la compra a su tarjeta. El banco cobra una cantidad variable por la instalación de este TPV (terminal punto de venta) virtual, pero, además, cobra una comisión por cada venta que oscila entre el 3,5% y el 6%, según cómo negocie el comercio. En el mundo real, las comisiones no superan el 3%.

Las entidades consideran Internet como venta 'no presencial', aunque la firma electrónica ya está regulada

Según los bancos, el problema radica en que las comisiones de intercambio entre las entidades -lo que se pagan unas a otras por el uso de sus tarjetas- está en el 3% en la Red, por lo que no pueden cobrar a las tiendas por debajo de esa cifra. Además, Internet está considerada venta no presencial porque no se puede identificar a quien está haciendo la compra, lo que, según los bancos, supone un riesgo adicional.

Los comercios, sin embargo, explican que en caso de repudio -un cliente asegura que él no ha realizado esa compra y quiere devolverla- los gastos corren a cuenta siempre del comercio. 'El banco y el cliente nunca pierden', resume el presidente de un comercio asociado en Atiendes, una agrupación de tiendas virtuales recién creada y que pretende acabar con estas 'prácticas abusivas'.

Los bancos aseguran que le gustaría rebajar las comisiones y evitar los repudios, porque también les interesa que el comercio electrónico despegue. Mencionan la implantación de la firma electrónica, que daría validez a las facturas digitales, pero que aunque no está extendida porque, según ha denunciado frecuentemente el PSOE, no hay promoción pública sobre sus ventajas y hay una multitud de entidades que la emiten.

Hay un problema adicional. Existe una cantidad casi inabarcable de sistemas de pago seguro en Internet, una tecnología que garantiza protección para el comprador porque su tarjeta no podría ser manipulada, y para la tienda, porque identifica al comprador. El problema es que cada tienda y entidad elige su sistema, lo que permite a unos y a otros excusarse de una compra que no se realice en su sistema.

Hay un última obstáculo en la necesaria relación banco-comercio virtual, y éste es casi psicológico. La mayor parte de las grandes entidades explican que, para ellas, instalar TPV virtuales no es aún un buen negocio ya que deben analizar cada petición para evitar quebrantos, 'casi como si se tratara de un crédito', explican en Banesto. Las suspensiones de pagos de puntoscom como Ecuality o Teknoland pesan aún en el ánimo de las entidades. 'Es como si quebráramos todos los días', explica una de las tiendas más antiguas de la Red española.

El 'problema' de vender al exterior

Vender por Internet tiene unas ventajas teóricas indudables para un comercio. Permite acceder a nuevos mercados y se puede comprar y vender a cualquier hora del día. Siempre, según la teoría. Porque la práctica es bastante distinta para la mayor parte de los pequeños e-comercios españoles, que han sacudido los cimientos de la rígida estructura de muchas redes de distribución que, según la zona geográfica, está en manos de una única compañía, así que la llegada de un nuevo jugador que puede vender igual en Ávila que en Francfort causa muchos problemas. Por eso, algunas compañías esconden sus ventas al exterior a los proveedores, aunque 'la exclusividad geográfica es un problema también en el mundo real, ya que Europa ya es un espacio único', explica Eduardo Berrocal, presidente de DVDGo.com y portavoz de Atiendes. Además, los fabricantes, sobre todo de productos de lujo, tienen muy claro qué características debe tener un establecimiento que venda sus productos, pero no saben qué deben exigir a un comercio on line. Eso sin contar que los grandes portales llegan a cobrar hasta un millón de pesetas por ofrecer los productos de las tiendas on line y que muchos comercios tienen prohibido trasladar al usuario sus menores costes en forma de descuentos, porque podrían competir con algún gran comercio establecido. 'Se ha creado un canal alternativo, y casi nadie quiere verlo', explica Antonio Mas, presidente de Fraganzia.com, que lleva dos años trabajando y está a punto de inaugurar una tienda real.

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Sobre la firma

Patricia Fernández de Lis
Es redactora jefa de 'Materia', la sección de Ciencia de EL PAÍS, de Tecnología y de Salud. Trabajó diez años como redactora de economía y tecnología en EL PAÍS antes de fundar el diario 'Público' y, en 2012, creó la web de noticias de ciencia 'Materia'. Los fines de semana colabora con RNE y escribe, cuando puede, de ciencia y tecnología.

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