'La risa es lo que mejor golpea al poder'

El próximo miércoles se inaugura un taller de 'risoterapia'. Es una de las actividades complementarias de la VIII Mostra Internacional de Teatro de Payasos, que organizada por el Ayuntamiento de Xirivella, se celebra del 12 al 25 de noviembre. María Colomer, psicóloga y payasa profesional, es la secretaria técnica de este festival. Tiene 42 años y un hijo. Ha sido actriz y está preparando una tesis doctoral en la Facultad de Psicología sobre el payaso. La 'mostra' de payasos de Xirivella es uno de los festivales más prestigiosos de España de su especialidad. Desde la quinta edición, el dinero recogido en taquilla se destina a Médicos sin Fronteras y a Payasos sin Fronteras, una ONG que ha repartido carcajadas entre muchos niños de zonas en guerra.

Pregunta. ¿En su casa le decían eso de no seas payasa?

Respuesta. Sí claro, desde muy pequeñita. Era algo que había que tapar.

P. ¿Y cómo lo llevaba?

R. Entonces mal, ahora es al contrario.

P. ¿Más allá del escenario se pone alguna vez la nariz de clown?

R. Ahora me la pongo más veces fuera del escenario que en el escenario. Con la nariz trabajo en congresos...

P. ¿En congresos de payasos?

R. No, no, en congresos de todo tipo, por ejemplo en las conclusiones de la Escola d'Estiu de Valencia, en unas jornadas sobre malos tratos, en otras jornadas sobre conciliación de la vida laboral y la vida familiar, jornadas de formación de ejecutivos de empresas, de ajustes de empresas. Son reuniones de temas muy variados.

P. ¿Y cuál es su papel?

R. Mi payaso, que es mi otro yo, de alguna manera puede hablar de todo lo que pasa, de todo lo que se está diciendo y también de lo que no se está diciendo y hacerlo evidente. Así el payaso hace una labor de interlocutor social.

P. Entonces no es tanto un trabajo de bufón, sino de distanciamiento crítico.

R. Sí, porque el trabajo de payaso, de alguna manera, es como ese niño que llevamos dentro, que se nos quedó y que cuando entra de nuevas, llega con toda su ingenuidad y con toda su sinceridad. Evidentemente tiene muy poco que ver con lo que está pasando en la reunión y no toma partido ni por unos ni por otros y lo que hace es poner sobre el tapete las contradicciones.

P. ¿Nos tomamos demasiado en serio?

R. Sí, pero también he de decir que el humor es mucho más serio que la seriedad.

P. ¿Un día sin reír es un día perdido?

R. Casi, casi. Es un día anodino y como que no cuenta.

P. En cambio, los escolásticos decían que mucha risa es signo de necedad.

R. Pues gente tan interesante como Niestzche, o como Freud, decían que la risa era una operación intelectual de muy alto calibre.

P. ¿Ante el asalto de la risa nada se sostiene en pie?

R. La risa es lo que mejor golpea al poder.

P. ¿La risa es subversiva?

R. Totalmente.

P. Payasospital y La sonrisa médica, ¿eso qué son? ¿dos nuevas series de televisión?

R. Cuando empezó esto de la humanidad resulta que estaban los chamanes y estaban los payasos que se dedicaban a curar a los miembros de la tribu y ahora pues aparecen en los hospitales y hacen su papel terapéutico.

P. ¿Y quién les paga?

R. La voluntad de la gente, porque no es un trabajo oficialmente considerado y se hace a través de fundaciones y ONGs.

P. Un payaso es un psicólogo y sin embargo, los psicólogos oficiales son muy serios.

R. Demasiado serios, pero por suerte van apareciendo psicólogos y psiquiatras, incluso, que son capaces de capaces de abandonar su puesto como expertos en la conducta y el comportamiento humano para provocar la risa.

P. ¿Qué es más peligroso un salto mortal o un salto moral?

R. Un salto mortal supone un cierto riesgo, un salto moral es una revolución.

P. ¿La disposición a reír tiene algo que ver con el temor a llorar?

R. Cuando somos capaces de reírnos, también somos capaces de que las lágrimas sean más auténticas.

P. También la risa es una forma de conjurar los miedos.

R. La risa es una buena vía para espantar el miedo abiertamente.

P. A los pocos días del 11 de septiembre empezaron a circular chistes en la red sobre los atentados a las torres.

R. La risa es la mejor manera de asumir una realidad que a veces es demasiado grande y aplastante. La risa nos permite esa válvula de escape, esa catarsis que muchas veces olvidamos.

P. Y sin embargo, sobre ETA no se hacen chistes.

R. Supongo que cuando tenemos el terror demasiado cerca, nos paralizamos. Pero creo que también deberíamos a prender a reírnos más de lo que tenemos aquí.

P. En Xirivella se monta un taller de risoterapia, ¿eso de envasar la risa es descafeinarla?

R. No. El taller está compuesto de juegos de desinhibición y realmente la risa es imposible que se pueda envasar. Hay risas malsanas, pero la risa sana sale muy libremente.