Tensión hispano-marroquí

En la calle, en los cafés, en autobuses y trenes, los ciudadanos comentan e invariablemente aprueban y sostienen: 'Marruecos ha sido demasiado conciliador en el pasado, ha perdonado demasiado a menudo para que eso no influya en su dignidad y su imagen de Estado soberano'.

(...) El Gobierno de José María Aznar está cada vez más mareado. Desde que Marruecos ha expresado claramente su voluntad de no renovar el acuerdo de cooperación de pesca con la Unión Europea en los términos en los que se había firmado en el año 1999, el Gobierno de Madrid ha perdido el sentido de la mesura. Su diplomacia se ha convertido en un barco a la deriva. Todos los medios son buenos para llegar a un acuerdo con Marruecos: el tomate, los marroquíes residentes en el extranjero, la emigración... y, últimamente, la cuestión de la integridad territorial de la nación. El equipo de Asuntos Exteriores de Madrid trata de apoyarse en sus ONG y sus pretendidos principios de libertad para negar su responsabilidad en los acontecimientos de Andalucía , pero sus negativas no engañan a nadie. En todo caso, no a los observadores imparciales, que se dan cuenta de que este acontecimiento tiene lugar enmarcado en una retahíla de provocaciones. (...)

Cada día que pasa está más claro que los separatismos avanzan en el seno del Estado español. El Gobierno debería tener cuidado con alabar los referendos en todos los casos, no sea que le tomen en serio los suyos.

Casablanca, 2 de noviembre