"Tengo una idea romántica de lo que es hacer cine"

Con Andy García uno puede hablar de muchas cosas pero hay tres temas recurrentes: el cine, la música y la familia. Además de su Cuba natal, por supuesto. Con 45 años, García tiene muchas razones para estar contento: un nuevo estreno, Los límites del silencio; un nuevo hijo de camino, fruto de su matrimonio con Mariví, su esposa de hace casi 20 años y con la que ya ha tenido tres hijas, Dominik, Daniella y Alessandra, y una candidatura a los premios Emmy por su trabajo como el trompetista Arturo Sandoval en el telefilme For love or country.

Pregunta. ¿Cómo han afectado a Hollywood los atentados ?

Respuesta. Hay cambios, especialmente en términos de seguridad, y me parece bien porque aquí, en Estados Unidos, tenemos una estructura tan abierta que cualquiera puede hacer cualquier cosa. Respecto a los contenidos, Hollywood tiene la responsabilidad de cambiar la sensibilidad de las películas que hace. En los últimos diez años, la industria ha estado obsesionada con los filmes de destrucción y de acción, y se nos han olvidado otras cosas como las que estaban presentes en las mejores épocas del cine mundial, como la década de los setenta, cuando las películas estaban centradas en personajes, en historias más personales, literarias, guiones que decían algo.

P. ¿Es esto lo que busca en sus películas?

R. Podría decir que la principal razón por la que acepto un trabajo es para poder tocar los bongos, pero se notaría mucho la broma. Sí, busco algo que me hable, algo que me motive como lo hizo el guión de Los límites del silencio hace unos años. No tiene por qué estar todo ahí, y normalmente no lo está. En este caso, tenían financiación si contaban conmigo. En otros, ni eso. Pero son las aspiraciones del material, lo que defiende o lo que significa. La idea de lo que el filme puede ser, porque al final una película es una creación y si te rodeas de gente con la que poder colaborar, entonces el viaje habrá merecido la pena. Tengo esa idea romántica de lo que es hacer cine.

P. En Los límites del silencio, vuelve a alternar el papel de actor con el de productor al frente de su compañía CineSon. ¿Ha descubierto nuevas satisfacciones?

R. La verdad es que sí. No quiero decir que si trabajo sólo como actor no disfrute. Lo gozo. Pero me gusta mucho el proceso de creación de una película, disfruto con todos los aspectos del cine. Especialmente, el montaje. Y la música, por supuesto. Me involucro mucho en todos los elementos cuando soy el productor. Sé que eso significa más responsabilidad y más tiempo lejos de tu familia, pero si el proyecto es interesante, es de lo más satisfactorio.

P. Hablando de familia, su matrimonio se ha convertido en uno de los más longevos en esta industria. ¿Cuál es el secreto ?

R. El matrimonio es como una religión. Te entregas a alguien, y si lo haces es al cien por cien. Además, no hay mejor mujer en el mundo, nadie que ame y respete tanto como mi esposa, así que trato de hacérselo saber aun con las cosas más simples. Creo que eso también servirá como ejemplo para mis hijas. Sabrán que les puedo decir lo que tenga que decirles porque he estado a su lado todos los días. Nunca podrán responderme que no sé lo que pasa en sus vidas.

P. ¿Y qué es lo que pasa en sus vidas?

R. Me gustaría que aprendieran a jugar al golf y mejoraran su español, pero a ellas lo que les gusta es ir al cine. Están muy metidas en el teatro, la mayor está ahora haciendo una obra, y la más pequeña, en el baloncesto. A ellas les gusta llenarse la vida con actividades, deportes, ballet, y yo siempre soy el que se queda esperándolas para hacer de chófer.

P. ¿Se considera una persona nostálgica?

R. El otro día vi en la televisión un trozo de El Padrino III y otro poco de la dos anteriores y por supuesto que me traen muchos recuerdos. Pero son sólo recuerdos de los días en Nueva York y las bromas. Lo que me interesa es el futuro.

P. ¿Ve un futuro más prometedor para los hispanos en el cine?

R. Aún no se ha dado con la clave de cómo hacer películas con temas hispanos, de saber cómo llegar a un público que puede ser la vida comercial de una película. En Estados Unidos, el cine es un negocio y si no ven que existe un grupo de gente interesada en ciertas películas no estarán nunca dispuestos a arriesgar. Hay un mercado, eso está claro, pero aún no se ha llegado a lograr ese matrimonio.

P. ¿Puede estar la solución en coproducciones con España ?

R. Sería el primero en dar mi teléfono para algo así. Habría que crear historias en inglés con personajes que puedan identificarse con la cultura estadounidense pero utilizando nuestra cultura y los conocimientos de cine que hay en España, que son muy grandes. Sé que hay productores metidos en un proceso similar. La misma película de Amenábar, Los otros, es el mejor ejemplo de un filme español hecho en inglés.