Conversos

En su columna del pasado domingo 21 de octubre, titulada Control, Manuel Vicent apunta contra los nuevos conversos pro yanquis, a los que califica como 'liberales del Séptimo Día'; generalmente serían antiguos militantes comunistas reafirmados en su fe liberal tras los atentados del 11 de septiembre.

No me creo que el escritor valenciano no sepa por qué el porcentaje de conversos de la fe comunista a la fe liberal es mucho mayor que a la inversa. Quizá la reacción contra los conversos liberales, por parte de Vicent, se deba a esa desviación moral que se llama oportunismo. Hasta aquí, de acuerdo. Pero ¿qué es realmente un converso?

Cualquier creencia puede ser más o menos intransigente, pero no deja de ser una creencia. A lo mejor, ser liberal requiere -como diría Jorge Wagensberg- no ser tan creyente, sino crédulo, que es una forma más suave de creer, donde incluso uno puede permitirse tener sus dudas.

Esto nos llevaría a una conclusión: se es realmente converso -es decir, creyente- cuando no hay ningún tipo de autocrítica racional. A lo mejor, por eso, muchos antiguos de esos comunistas, a los que hace referencia Manuel Vicent, se han hecho liberales gracias al marxismo-leninismo, de igual modo que muchos ateos lo son gracias a Dios.