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EE UU analizará el aire de las ciudades

Un laboratorio portátil o un detector de gérmenes, nuevos métodos de control

Los atentados terroristas tomaron por sorpresa a un pueblo norteamericano que se pensaba invulnerable fronteras adentro, pero no a los científicos de los laboratorios nucleares que, calladamente, al acabar la Guerra Fría comenzaron a desarrollar sistemas de desarme biológico para la próxima guerra.

El cataclismo del 11 de septiembre ha acelerado la puesta a punto de tres de ellos: un minilaboratorio portátil capaz de detectar gérmenes patógenos en media hora, una red de detectores fijos para supervisar permanentemente el aire de una ciudad o un edificio y una sustancia descontaminante. Ninguno puede detener un ataque bioterrorista, pero pueden salvar millones de vidas identificando a tiempo enfermedades como el ántrax, la peste bubónica, la viruela u otros patógenos mortales.

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En los próximos meses, los bomberos y policías de Estados Unidos dispondrán del minilaboratorio Advanced Nucleic Acid Analyzer, con una forma un poco más alargada que una calculadora. La red de biocolectores de aire llamada Autonomous Pathogen Detection System tardará un poco más en estar operativa, entre uno y dos años, pero ya se ha instalado un prototipo piloto en una de las grandes ciudades (cuyo nombre no han dado a conocer por motivos de seguridad), y en sitios puntuales como redes de metro y aeropuertos.

El plan de biodefensa cuenta, además de los equipos de detección, con uno de protección, una sustancia descontaminante que se esparce sobre el área infectada, ya sea un campo de fútbol o un edificio, y la limpia en 35 minutos. La sustancia, con aspecto de gel, mata los gérmenes y neutraliza los productos químicos que haya en el ambiente sin poner en peligro la salud humana.

El sistema podía haber estado ya en funcionamiento pero se topó en los últimos años con los políticos de Washington, que no lo veían como una prioridad presupuestaria. Los investigadores que han desarrollado los detectores y el gel en el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, en California, se lamentaban estos días de la miopía política de recortarles un 30% del presupuesto de biodefensa. Ahora les han pedido que se den prisa y les han prometido una parte de los 1.500 millones de dólares ordenados por el presidente George Bush para combatir el bioterrorismo.

Antes de abril estará en el mercado el minilaboratorio portátil que originalmente estaba previsto que saliera a la venta a fines del 2002. Ahora ya no sólo los cuerpos de bomberos y policía están interesados. Según la empresa distribuidora, Smiths Group Protection and Detection Systems, cientos de corporaciones han hecho pedidos. Cada unidad del Advanced Nucleic Acid Analyzer cuesta entre 15.000 y 20.000 dólares (entre 3 y 4 millones de pesetas). Funciona con pilas y puede analizar varias muestras en 30 minutos, que primero se recogen en tubos y luego se someten a un análisis de ADN.

Aunque el grado de precisión es alto, los científicos de Lawrence Livermore admiten que el minilaboratorio también tiene limitaciones. Bert Weinstein, director adjunto de biología del centro, señala que su manejo es 'sofisticado y requiere un entrenamiento especial, y el número de agentes patógenos que puede detectar es limitado'. Weinstein rehúsa identificar las sustancias que el aparato es capaz de detectar, por motivos de seguridad.

El segundo sistema de biodefensa inventado en Lawrence Livermore funciona de manera parecida a una alarma de incendios. El Autonomous Pathogen Detection System absorbe el aire primero, luego recoge las partículas en un líquido, las analiza y en cuestión de media hora envía los resultados a un ordenador central. Se prevé su instalación a modo de red en edificios, aeropuertos, estaciones u otros puntos estratégicos, conectados directamente a un centro de emergencia. Actualmente detecta siete bacterias o virus pero los investigadores de Lawrence Livermore asegurán que cuando esté finalizado -en un periodo comprendido entre un año y año y medio- podrá identificar cerca de medio centenar.

Por último, la sustancia descontaminante se puede dispersar en forma de aerosol sobre las zonas infectadas. El gel situado en una base de sílice se licúa al agitarse pero al pulverizarlo vuelve a convertirse en gel para adherirse a las superficies contaminadas. Su principal ingrediente es monosulfato de peróxido, una sustancia cáustica similar al vinagre que se utiliza en los desinfectantes dentales.

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