El IRA desmantela sus arsenales en secreto
En los oscuros bosques o debajo de las exuberantes dehesas irlandesas, el IRA hizo lo inimaginable: dejar inutilizables sus propias armas en sus refugios secretos. Sin embargo, ningún reportero o equipo cinematográfico pudo ver este trascendental evento de la tortuosa transición de Irlanda del Norte desde la guerra a la paz.
El secreto, una determinación en no aparecer como si hubiera capitulado frente a los británicos y una necesidad crucial de evitar fisuras entre sus filas, aconsejaron al Ejército Republicano Irlandés (IRA) no mostrar la entrega de armas a la mirada pública. 'No se trata de una entrega. Es enterrar las armas. Y, de cualquier forma, no es ninguna rendición', comenta Tom Brady, especialista en seguridad.
Cualquiera que sea su nombre, el anunciado flujo de armas desde los refugios a su inutilización reanimó un proceso de paz que estaba casi atascado. Los unionistas no podían creerse que el IRA prescindiera de verdad de su inmenso arsenal, con el que había luchado contra los británicos durante 30 años.
Sin embargo, el secreto persiste. La comisión independiente encargada del desarme, compuesta por tres hombres, asistió a la destrucción de las primeras armas sin ofrecer detalles sobre la manera en la que se hizo, ni señalar qué parte del arsenal ha sido destruida.
Si el IRA hubiera identificado con precisión sus escondites para enseñar públicamente la inutilización de sus armas, hubiera podido comprometer a las personas que les habían facilitado el acceso a sus tierras. Todo ello habría olido a una ignominiosa rendición, corriendo así serios riesgos de rupturas en su movimiento.
'El elaborado secreto sobre el último gesto del IRA fue escogido para minimizar el impacto político sobre los radicales republicanos', escribe en The Times Kevin Toolis, experto en asuntos del IRA.
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