Elecciones en Berlín
Las elecciones celebradas el domingo en Berlín han sido la primera gran consulta electoral en Europa después de la tragedia del 11 de septiembre. Aunque sea arriesgada cualquier extrapolación, se pueden extraer algunas conclusiones valiosas de lo sucedido en la capital de Alemania. En Berlín ha habido dos ganadores: el primero es el canciller federal, Gerhard Schröder, que ha llevado a su partido a una victoria fundamentada más en la política nacional que en la gestión del alcalde socialdemócrata Klaus Wollweit; el segundo es el Partido Liberal (FDP), que desde el borde de la irrelevancia ha retornado al protagonismo político superando con un 9,6% de los votos a Los Verdes, integrados hasta ahora en la coalición de gobierno municipal. Schröder recupera votos, se los hace perder a una oposición democristiana cada día más desconcertada y el crecimiento de los liberales le permite elegir entre éstos y Los Verdes.
La gran coalición que gobernó Berlín en los últimos años murió por las debilidades de los democristianos, que no logran salir de la sima en que cayeron tras la derrota electoral y las revelaciones sobre los manejos de su gran timonel, Helmut Kohl. Aunque el 30,2% de los votos obtenidos por los socialdemócratas del SPD sea más bien modesto, se agranda frente a una CDU que se ha desplomado del 40% al 24%. Es evidente que esta catástrofe no es responsabilidad exclusiva de los dirigentes democristianos de Berlín, como lo es que el electorado no achaca a los socialdemócratas todos los renovados síntomas de crisis económica.
Está claro también que una sociedad tan compleja y crítica como la de Berlín no ha dado la espalda a un más claro compromiso del Gobierno alemán a favor de una intervención militar exterior con participación de sus propias tropas. Los Verdes, por su parte, han pagado la lealtad a la política internacional del Gobierno federal de su vicecanciller y ministro de Asuntos Exteriores, Joschka Fischer, con una fuga de votos hacia los ex comunistas del PDS, que en la zona este de la capital alemana han conseguido nada menos que el 22,1% de los votos.
Schröder se sabe vencedor, y ya declaró ayer que desea una coalición con Los Verdes y el Partido Liberal. Tiene posibilidades de hacer coalición con quien quiera. Pero ya ha dejado claro que no quiere gobernar Berlín con el PDS, un partido que no parece haber completado aún el proceso de alejamiento de sus postulados más totalitarios, como lo han hecho otros partidos ex comunistas en el este de Europa. En todo caso, el resultado de Berlín demuestra que no hay alternativa a la socialdemocracia alemana y que Schröder, no siendo Willy Brandt ni Helmut Schmidt, no es el personaje efímero que algunos auguraban.
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