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Las tropas británicas están listas para desplegarse en Afganistán

Surgen grietas en el Partido Laborista por el apoyo a EE UU

Las tropas británicas están siempre preparadas para desplegarse en Afganistán, afirmó ayer el ministro de Defensa británico, Geoff Hoon. Pero para que empiece el despliegue hace falta que el primer ministro, Tony Blair, tome la decisión política y lo anuncie en público. Lo primero parece que ocurrió ayer mismo, durante la reunión del Gabinete de guerra. Lo segundo se esperaba para anoche mismo, pero Blair aún no había hecho ningún anuncio al cierre de esta edición.

Que el Reino Unido va a desplegar tropas en Afganistán es un secreto a voces. Pero aún falta la confirmación política pública. Anoche se esperaba una alocución del primer ministro para explicar a los británicos el despliegue de sus tropas y pedirles, una vez más, que estén preparados para sufrir bajas. Todo indica que el Gabinete de guerra aprobó por la mañana el despliegue. El ministro de Defensa confirmó que las tropas 'siempre están listas para partir de inmediato en cuanto reciban la orden'.

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Portavoces de Downing Street señalaron ayer que Blair habló el domingo por la noche con el presidente de EE UU, George W. Bush, y dejaron claro que la contribución británica irá más allá de lo que ya está haciendo ahora, que va desde el lanzamiento de misiles a las labores de inteligencia o de repostaje en aire.

Los expertos creen que el Reino Unido va a desplegar sus famosas fuerzas especiales del Ejército del aire, las SAS, pero también los comandos de Marines de la Armada y el escuadrón de exploradores de la decimosexta brigada de asalto. Desde la oposición, el responsable de Defensa del partido Liberal-Demócrata dio tan por hecho el despliegue de tropas especiales británicas que advirtió al Gobierno sobre la necesidad de que parte de esas tropas sigan en suelo británico por si deben intervenir en respuesta a algún ataque terrorista en el Reino Unido.

El ministro de Asuntos Exteriores, Jack Straw, admitió a su vez que 'hay circunstancias en las que es obvio que las acciones desde el aire deben ser complementadas por tropas de tierra'. En una intervención en el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, en Londres, Straw dejó claro que, a pesar de todo, la intervención militar no es en sí misma una respuesta a largo plazo. Straw dibujó una estrategia a cuatro niveles respecto a Afganistán. En primer lugar, el futuro del país debería estar ante todo en manos de la gente misma de Afganistán. En segundo lugar, se necesita una coalición global para reconstruir Afganistán; Naciones Unidas debería ejercer el liderazgo en esa tarea. Y, en cuarto lugar, la coalición internacional debería tener un acuerdo a largo plazo.

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La acción militar está empezando a crear grietas en el partido del Gobierno después de que un diputado laborista, Paul Marsden, opuesto a la guerra, hiciera pública su conversación privada con una de las jefas de fila laboristas en Westminster que habría comparado a los tibios frente a la guerra con quienes pensaban que a los nazis se les podía parar con buenas palabras. Y aseguró que muchos otros diputados se oponen también a este conflicto militar pero no se atreven a decirlo. Un portavoz de Blair aseguró que todos los ciudadanos son libres de expresar su posición a la guerra: 'Esto es una democracia'.

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