_
_
_
_
XXII MOSTRA DE VALÈNCIA

Entran en competición dos películas norteafricanas

A la sección oficial de la Mostra llegaron ayer dos filmes de la cinematografía del norte de África, muy habitual en ediciones anteriores del festival pero que este año tiene una representación menor. Poco conocido en nuestro país, el cine tunecino y el egipcio se topan en la Mostra con la escasez de referentes históricos para entenderlos plenamente.

Ese es uno de los inconvenientes más importantes que se aprecian en No Man's Love, de Nidhal Chatta, uno de los representantes de la nueva ola del cine tunecino. Hay en su estructura un intento de asimilación del lenguaje cinematográfico europeo, sobre todo de la obra de Wim Wenders y Alain Tanner, pero la excesiva carga literaria de unos textos que sirven como hilo conductor para desarrollar la historia de un submarinista atormentado convierten la imagen, pilar fundamental de la expresión cinematográfica, en subsidiaria. Parece que Chatta haya equivocado su vehículo de expresión artística, pues a la poesía de una voz en off muy trabajada se unen unos planos excesivamente prosaicos en peligroso contraste entre lo que se cuenta y la manera de narrarlo.

Más información
El sector audiovisual aboga por la coproducción para impulsar la industria del cine en Valencia

Mucho más clásica es la narración de la egipcia Asrar el Banat, de Ahmed Ali. Tanto que recuerda a esos folletines que se ven de cuando en cuando en la televisión egipcia por las plataformas digitales. Los problemas de una adolescente que da a luz a un niño de padre desconocido después de una relación sexual incompleta apuntan, en el filme de Ali, hacia una aguda disección de la sociedad musulmana. Pero los propósitos iniciales, centrados en el tema de la ocultación social del embarazo de una menor y la ablación como forma de represión de los impulsos sexuales, se traducen en la pantalla en una aburrida sucesión de flash-backs teñidos de color amarillento que sólo ilustran, y nunca explican, los conflictos personales de sus protagonistas. Por todo ello, su resultado es plomizo, pese a sus buenas intenciones.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_