'La música que hago es contemporánea'
'Y, para terminar, me gustaría dejar claro que la música que hago es contemporánea porque suena en el presente y hace que Monteverdi, Vivaldi y Tomás Luis de Victoria convivan con Madonna o Stockhausen'. Fue la última frase que pronunció ayer en una entrevista Jordi Savall, que estos días triunfa con la ópera Farnace, de Vivaldi, y con fragmentos de la de Corselli en el teatro de la Zarzuela. Así acabó y así se inicia el relato de una conversación con el músico catalán, de 60 años, que más ha hecho por la recuperación del patrimonio musical español y europeo. 'Todos los autores que hemos recuperado se aprecian más fuera de España que aquí. Nosotros tenemos alergia a nuestros artistas', se queja.
'La Administración debe tomar conciencia del patrimonio musical'
Savall hece recuento de una vida dedicada a sacar a la luz la riqueza musical de varios siglos. No come carne para que no se le atrofien los dedos y dice que se cansa antes de los conciertos, pero que después siente 'una energía renovada, como la que te sobreviene después de hacer el amor'. Es una energía rebelde también, que le hizo acercarse ayer a la manifestación contra la guerra presente, algo sobre lo que él y sus músicos han firmado un manifiesto de oposición ya que, dice, 'creo que nos están tomando el pelo'. Y es la que le ha llevado desde hace más de 30 años a crear grupos como Hespèrion XXI; La Capilla Real de Cataluña, su orquesta; el Concierto de las Naciones, con 50 músicos latinos; a llevar a cabo una labor de ratón de archivo en busca de partituras; dar conciertos con su viola de gamba; dar clases en Basilea y Barcelona, y crear un sello discográfico, Alia Vox, que ha editado sus descubrimientos en 17 títulos, de los que ha vendido ya 450.000 copias en todo el mundo. Luego están los 120 conciertos que ofrece al año.
¿Algo más? 'No, más no puedo, sólo dispongo de una jornada de 24 horas al día', dice. Muchas de ellas, estos últimos meses las ha dedicado al Farnace de Vivaldi, ópera que se escucha por primera vez en España y de la que Savall ha juntado piezas de la escrita por Corselli. 'Es una obra de la que existen 14 versiones diferentes. Se ve que les gustaba por su fuerza y dramatismo'.
Ha juntado las partituras de ambos escarbando en archivos, algo que, aunque parezca mentira, es una verdadera hazaña en un país que posee uno de los patrimonios musicales más ricos del mundo entre el siglo XIII y el siglo XVIII. 'Vivimos un auténtico renacimiento de la música antigua que ha puesto en evidencia que cualquier obra, por antigua que sea, merece ser contemporánea. Yo sólo hago música contemporánea porque se hace realidad en el momento que suena'. Dicho esto, en lo que insiste a cada paso, Savall, con sus gafas de sabio amarradas al cuello y una larga bufanda roja, reivindica: 'Lo que es una pena es que todavía vivamos gracias a la iniciativa privada. La Administración debe tomar conciencia de su patrimonio musical. El Estado debe crear un archivo, posibilitar una labor pedagógica y ayudar a que se dé a conocer'. Son los tres puntos de su programa para músicos como Tomás Luis de Victoria, Martínez Soler, o Morales. 'Los españoles tenemos músicos universales del Renacimiento, el medievo y el barroco. A partir del siglo XIX debemos olvidarnos, no lo son tanto. Pero tenemos el complejo de no contar con artistas con nombres raros como Rachmaninov o Beethoven ni Von lo que sea, se llaman Ortiz y Morales, como alguien de la calle, pero son sublimes'.
Babelia
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