AMOR EXPLOSIVO

Los amores del ministro de Defensa alemán, Rudolf Scharping, y la condesa Kristina Pilati siguen generando polémica, esta vez a causa de una partida de vino recibida en casa de ella, que desató la alarma de los dispositivos de seguridad germanos al no conocerse su procedencia. La entrega en casa de Pilati, en Francfort, de una voluminosa caja puso en guardia a los equipos de artificieros, que se personaron en el domicilio de la novia del ministro ante el temor de que se tratara de una bomba. El asunto quedó en falsa alarma, y ha sido el semanario Der Spiegel el que ha publicado que la caja contenía una partida de seis botellas de buen vino tinto, regalo de Scharping con intención de dar una agradable sorpresa a su novia. El titular de Defensa se apresuró a desmentirlo unas horas después, aunque sin aclarar nada más. Parece que Scharping ha escarmentado y ha decidido ahora intervenir rápidamente para evitar dar la sensación de que sus atenciones con la aristócrata repercuten en los gastos públicos; en este caso, policiales. El escándalo saltó hace unos meses, cuando un reportaje mostraba a Scharping jugueteando con Pilati en la piscina de un hotel de Mallorca mientras el Ejército germano preparaba una difícil misión en Macedonia. A las acusaciones de falta de olfato político siguieron las peticiones de dimisión por parte de la oposición conservadora, tras revelarse que el ministro socialdemócrata realizaba con sospechosa frecuencia vuelos oficiales a Francfort que coincidían con visitas a su novia. El caso generó una investigación parlamentaria sin más consecuencias que el 'lamparón' en el expediente del político.-