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Reportaje:GUERRA CONTRA EL TERRORISMO

... Y el resto de Europa, detrás

Carlos Yárnoz

Europa está dormitando. Despertémosla'. La alerta surgió la pasada semana en un documento suscrito, entre otros, por personalidades de la talla de Jacques Delors, Helmut Kohl, Mario Soares o Felipe González. La llamada de atención ha coincidido con dos hechos aparentemente contradictorios. De un lado, la UE se ha mostrado más unida que nunca tras el 11 de septiembre, y desde ese día ha avanzado más que en toda su historia en capítulos tan delicados como los que afectan a Justicia e Interior. De otro, los últimos días han puesto de relieve que los intereses nacionales en política exterior hacen inviable que la Unión hable con una sola voz.

'Europa está desarrollando una política exterior común, pero no única', asegura un alto cargo del Consejo de la Unión al comentar la multiplicidad de viajes de dirigentes europeos tras el ataque a Estados Unidos. La idea es clara, porque, como explica esa fuente, 'se trata de sumar esfuerzos, de que cada visita tenga un valor añadido'.

En las horas y días posteriores a los atentados, los líderes europeos emprendieron una auténtica carrera para ser recibidos en Washington
En los últimos días se ha puesto de relieve que los intereses nacionales en política exterior hacen inviable que la Unión Europea hable con una sola voz

Pero aunque ésa sea la teoría, los datos arrojan abundantes dudas. En las horas y días posteriores a los atentados, los líderes europeos emprendieron una auténtica carrera para ser recibidos en Washington. Los primeros, como era de esperar, fueron el británico Tony Blair y el francés Jacques Chirac, pero después ha habido otras siete visitas oficiales europeas a Washington, además de las dos registradas en nombre de la UE: la del triunvirato europeo (Javier Solana, representante para la Política Exterior; el ministro belga de Exteriores, Louis Michel, y el comisario Chris Patten) y la conjunta del primer ministro belga, Guy Verhofstadt, y el presidente de la Comisión, Romano Prodi.

La situación no ha sido diferente en las otras dos zonas calientes actuales: Oriente Próximo, visitado en los últimos cuarenta días por nueve dirigentes europeos, y Asia, donde han sido siete los viajes oficiales de personalidades políticas de la UE.

El caso más evidente es el del Reino Unido. De entrada, se trata del único país europeo que participa militarmente en las operaciones militares contra Afganistán, aunque los Quince decidieron el pasado 21 de septiembre 'tomar parte en dichas acciones' porque consideraron 'legítima' la respuesta estadounidense. Desde el 11 de septiembre, Blair ha viajado a Estados Unidos, Rusia, Pakistán, India y Emiratos Árabes Unidos, y su ministro de Exteriores, Jack Straw, a Oriente Próximo e Irán. 'Puede ser que, en efecto, Londres haya ido más por su cuenta', señalan en el Consejo.

Uno tras otro

Lo cierto es que primeros ministros o titulares de Exteriores europeos han parecido ir, uno tras otro, a las mismas ventanillas, cuando la UE está en pleno proceso para desarrollar una Política Exterior y de Seguridad Común (PESC). 'No puede ser que coincidan en el mismo sitio tres ministros de tres países europeos a la vez', se queja el español Josep Piqué. Es justamente lo que le ocurrió a él cuando visitó Marruecos, Argelia, Libia y Túnez, con la sombra de su colega francés, Hubert Vedrine, en los talones.

Pese a todo, semejante frenética actividad unilateral apenas levantaba críticas públicas hasta que los propios ministros de Exteriores de los Quince pusieron la lupa sobre el problema el pasado día 17 en Luxemburgo. A última hora, a las conclusiones oficiales de la reunión añadieron un párrafo más que significativo: 'Los Estados miembros coordinarán sus iniciativas para asegurar la eficacia de las visitas ministeriales a la región', se autocriticaban los ministros. En la misma reunión, la ministra de Exteriores de Luxemburgo anunció una próxima visita a Oriente Próximo.

El ministro alemán de Exteriores, Joschka Fischer, ha reconocido que el 11 de septiembre ha puesto de manifiesto algunas 'debilidades' en la pretensión europea de hablar con una sola voz en el exterior. 'La actividad diplomática de la UE y de sus Estados miembros deben ir al unísono para que haya una verdadera política europea exterior y de seguridad', dijo Schröder el jueves. 'Si los europeos permanecen separados, incluso los países más poderosos de la UE no tendrán un peso real y sólo podrán unirse a posiciones planteadas por otros', advirtió Fischer.

Pero las carencias o debilidades de la política exterior europea también pone de relieve que, pese a todo, no hay marcha atrás. 'La renacionalización de la política exterior no es una alternativa', avisa Fischer, 'sino avanzar unidos pese a todas las dificultades'.

Obviamente, las dificultades mayores nacen en la propia casa europea, aunque otras puedan estar fomentadas desde fuera. En la delicada situación actual, ha sido Silvio Berlusconi, el primer ministro italiano, el que ha puesto la piedra más grande en el camino. Cuando el mensaje, en este caso unívoco, de la UE ha sido el de rechazar toda referencia a un choque de civilizaciones o culturas en esta campaña internacional contra el terrorismo, Berlusconi afirmó por dos veces, en Bruselas y en Berlín, que Occidente tiene 'una supremacía sobre el islam'.

Preferencias de EE UU

Las sensibilidades en las capitales europeas chirriaron también, esta vez por un origen externo, por las preferencias de EE UU a la hora de avisar con antelación cuándo iba a iniciarse el ataque sobre Afganistán. George Bush sólo llamó a los íntimos, entre los que obviamente no se encontraba Verhofstadt, el presidente de turno de la UE, quien se enteró a través de Javier Solana, que sí fue advertido por el secretario de Estado, Colin Powell.

La mina más reciente a la unidad de acción de la UE en estos momentos de crisis la protagonizaron los líderes europeos de los tres países más poderosos de la Unión, cuando el pasado viernes decidieron reunirse por separado sólo una hora antes de comenzar la cumbre europea de Gante. 'Me parece lamentable', clamó Prodi el día anterior.

Es cierto, sin embargo, que en momentos de conflicto armado el peso internacional de la UE queda en segundo plano. Un alto cargo del Consejo es así de explícito al comentar la situación: 'No hay que rasgarse las vestiduras. Cuando se trata de balas y Tomahawk, mandan los que las tiran. Los demás... apoyan, entran, salen... Y la UE no tira Tomahawk. En el futuro, quizá lo haga'.

Los presidentes de EE UU, Bush, y de la Comisión Europea, Romano Prodi, cambian impresiones
Los presidentes de EE UU, Bush, y de la Comisión Europea, Romano Prodi, cambian impresionesAP

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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