20 años de Estatuto

Hay casi una coincidencia general: Andalucía necesita un nuevo impulso, al margen de palabras o promesas altisonantes. Estamos a las puertas de una segunda modernización y el debate está abierto, con la posible revisión del Estatuto de Andalucía como una de las piezas claves. Manuel Chaves abrió el melón y no a todos por igual, como es lógico, les ha parecido una estrategia adecuada. El debate que se abre en la sociedad andaluza, se esté o no de acuerdo, al menos servirá para movilizar ideas. De los resultados, ya veremos.

Hay quien parte de posiciones maximalistas, con tendencia a enroscarse y escasa capacidad para abrir las ventanas al futuro. Andalucía necesita, al comienzo de este siglo, adaptarse a los nuevos tiempos. Quien no lo entienda, perderá el tren y, lo malo, es que también puede perderlo Andalucía. El estatuto ha sido y es un instrumento fruto del consenso y el diálogo; la revisión del mismo debe seguir los mismos senderos. Me da la impresión, sin embargo, de que el pueblo, la ciudadanía en general pasa de este tema y si se hiciera una encuesta sobre cuántos andaluces han leído, aunque sea parcialmente, el estatuto que se aprobara hace veinte años, la sorpresa podría ser mayúscula.

Manuel Chaves no lo tendrá fácil, primero porque la estrategia del PP, dictada por Javier Arenas (después de las elecciones gallegas, volverán los populares a la carga con mayor intensidad) pasa por negarle al presidente andaluz cualquier atisbo de fortalecimiento y, en segundo lugar, porque el propio Chaves debería ir pensando en revitalizar su gobierno, llevado en los últimos tiempos por una cierta inanición y necesitado de nuevos impulsos. El partido que sustenta al ejecutivo andaluz comienza hoy en Málaga un debate de ideas y de proyecto de futuro, con convocatoria de personas independientes. Puede que se esté en el camino para un cambio de rumbo que pasa, obligatoriamente, por fortalecer la autonomía, asumir más competencias y gestionarlas con eficacia.