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Maragall censura a Pujol que haya reducido a un mercadeo la relación con el poder central

El líder del PSC se compromete a lograr el apoyo del PSOE para reformar la Constitución

Enric Company

Tras casi 22 años de monopolio del Gobierno catalán por el nacionalismo de CiU, el líder de la oposición, Pasqual Maragall, reclamó ayer que Cataluña deje de dar vueltas en torno a la 'herida de la identidad', deje de reducir sus relaciones con el Gobierno central a un mercadeo partidista y se abra al protagonismo político de los nuevos catalanes; de los hijos y nietos de los andaluces y extremeños, dijo, que en los años sesenta contribuyeron tan decisivamente a levantar la demografía y la economía catalana. Ése fue uno de los argumentos esenciales de Maragall en su primera intervención en el debate de la moción de censura que ha presentado contra Jordi Pujol en el Parlamento catalán.

El líder del PSC, Pasqual Maragall, hizo ayer un esfuerzo para conectar con la parte de la población de Cataluña que no comulga con el nacionalismo y que percibe las instituciones autonómicas como un feudo de los nacionalistas. Atendía así a una de las críticas que más a menudo se le formula desde posiciones progresistas. Acusó a los nacionalistas de dividir al país en 'buenos' catalanes, los nacionalistas, y catalanes 'sospechosos', todos los demás. Recordó que son ya los hijos de los andaluces y extremeños llegados a Cataluña en los años sesenta quienes le preguntan cuándo 'la catalanidad dejará de ser una llave mágica que unos administran y otros sólo pueden acatar o ignorar'.

La respuesta que Maragall dio a esta pregunta es que Cataluña necesita sustituir el nacionalismo que hasta ahora ha tenido el monopolio de la Generalitat por una concepción del catalanismo que deje de 'dar vueltas en torno a la herida de la identidad' y plantee 'una intervención sin complejos en España', lejos del 'mercadeo' en clave partidista que ha caracterizado la actuación de CiU. Sobre la base de la concepción de la 'España plural' y del proyecto federal compartido con el PSOE.

Esta fue probablemente la mejor parte de la intervención de Maragall. Como sea que el Gobierno de CiU y sus portavoces han percibido durante las últimas semanas la presentación de la censura como un acto de irreverencia que se les antojaba inimaginable, el líder socialista dedicó una breve pero contundente parte inicial a justificarla. El Gobierno de Pujol merece la censura, dijo, porque además de concebir la Generalitat como un feudo de los 'catalanes buenos' frente a los otros, se dedica 'a la defensa pelada' de intereses corporativos y privados 'en perjuicio de los intereses generales'. Y, aliado con el PP, al que en tantas ocasiones CiU pinta como expresión de un nacionalismo opuesto al suyo, se dedica sólo a 'ganar tiempo para diseñar un recambio' al liderazgo de Pujol.

Pero no todo quedó en planteamientos políticos generales. Al contrario. La parte más extensa de la intervención de Maragall, que duró 140 minutos, estuvo dedicada a exponer con minucioso y a veces agotador lujo de detalles, las prioridades de su programa de gobierno. Y luego las sintetizó en 17 propuestas.

Una parte de ellas, las referidas a cuestiones institucionales, desbordan el marco catalán y ahí Maragall fue tan lejos como pudo. Se comprometió a garantizar que el PSOE apoyará la presencia de las comunidades autónomas en el Consejo Europeo; a trabajar sin decanso para que el PSOE apoye la modificación del Estatuto de Autonomía de Cataluña que adopte el Parlamento catalán; a plantear también la reforma de la Constitución para convertir el Senado en Cámara de representación territorial.

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Adquiridos estos compromisos que le facilitan la conclusión de acuerdos con las demás fuerzas de la izquierda catalana, pero que pueden provocarle dificultades con el PSOE, Maragall se comprometió también a sustituir el modelo de negociación partidista sobe este tipo de cuestiones aplicado por CiU, y en su momento aceptado gustosamente por los Gobiernos del PSOE. Es un modelo, dijo, que ha llevado al 'estancamiento' y, en última instancia, a 'la subordinación a las exigencias del nacionalismo español'.

La respuesta de los demás grupos parlamemtarios y del Gobierno de Pujol a la intervención de Maragall llegará hoy, en la segunda jornada del debate.

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