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El número de menores drogadictos en tratamiento se triplica en sólo tres años

El 10% de los usuarios de los centros de desintoxicación son adolescentes adictos a varias drogas

En tan sólo tres años se ha triplicado el número de menores que inician tratamiento en el Servicio de Prevención y Orientación de Tratamientos a Toxicómanos (SPOTT) de la Diputación de Barcelona, una red de centros que da servicio a los municipios de la provincia y que fue pionera en España. Un estudio elaborado sobre los 20 años de trayectoria de este servicio, cuyos resultados son extrapolables al resto de Cataluña, revela la consolidación de un nuevo perfil de drogadicto: es menor de edad, hijo de padres a los que casi no ve y de clase media-alta, y simultanea el consumo de varias drogas.

En 1998 los menores representaban sólo el 3,49% del total de los usuarios que estaban bajo tratamiento en los centros del SPOTT. El porcentaje ha crecido de tal manera que ya alcanza el 9,58% en 2001. Son cifras 'muy preocupantes', pues los adolescentes que inician tratamiento no representan ni el 5% de los menores que en realidad tienen problemas con las drogas, advirtió ayer la diputada de Bienestar Social de la Diputación de Barcelona, Inmaculada Moraleda. Desde principios de año han iniciado tratamiento en el SPOTT 45 menores.

Con 7.300 historias clínicas abiertas a lo largo de sus 20 años de trayectoria, el Servicio de Prevención y Orientación de Tratamientos a Toxicómanos, que fue pionero en España, constituye un observatorio de la evolución del consumo de drogas en Cataluña. El informe presentado ayer revela que la heroína ha ido cediendo protagonismo a la cocaína, especialmente desde 1995. El progesivo abandono de las drogas inyectadas ha ido acompañado de la consolidación de un nuevo perfil de drogadicto.

'Niños llave'

Sus características fueron enumeradas ayer por el director del SPOTT, Francesc Hernández: son menores de edad, con disponibilidad de recursos económicos -suelen gastarse entre 15.000 y 20.000 pesetas cada fin de semana en drogas-; asocian el consumo al ocio; no toman un solo estupefaciente, sino un 'cóctel' de sustancias, y viven con sus padres, pero prácticamente no les ven porque están al cuidado de canguros o abuelos. 'Son los denominados niños llave, ya que llevan la llave de casa en el bolsillo y entran y salen sin control de sus padres', afirma Hernández.

Varios estudios han revelado la precocidad de los adolescentes de hoy en el contacto con las drogas (el inicio en el consumo de cannabis se sitúa en los 14,5 años y el de cocaína entre los 15 y 16). El fracaso escolar del hijo, un cambio en sus hábitos y amistades, actitudes agresivas, estados de ansiedad y paranoias son, entre otros, algunos de los síntomas que despiertan las sospechas de muchos padres y les obligan a pedir ayuda.

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Desde los primeros contactos con la cocaína y otras drogas suele producirse 'una rápida escalada', de manera que en menos de dos años el adolescente pasa a ser drogadicto. Por ello Francesc Hernández destacó ayer la importancia de una 'intervención rápida'. Las cifras que arroja el informe presentado ayer, sin embargo, son poco esperanzadoras. El intervalo de tiempo entre el inicio del consumo y la incorporación a un tratamiento es cada vez mayor, debido a que los daños 'biopsicosociales que ocasiona la cocaína se manifiestan más tarde que los causados por la heroína'.

Las consecuencias que el consumo de los 'cócteles de drogas' tiene para los adolescentes a largo plazo son en buena parte desconocidas, aunque Hernández aseguró que se darán 'problemas psiquiátricos agudos' entre estos adolescentes si no son sometidos a tiempo a un tratamiento de desintoxicación.

Respecto a la heroína, la cocaína presenta una ventaja: el tratamiento de los adictos a esta última droga tienen más posibilidades de éxito, especialmente si se realiza un trabajo de apoyo a las familias.

En los últinos años, la red de servicios a los toxicómanos de la Diputación ha constatado un aumento de inmigrantes que han iniciado tratamiento. En el año 2000, el 26% de los usuarios del SPOTT residentes en la ciudad de Barcelona eran inmigrantes. Este dato, sin embargo, no es extrapolable al resto de Cataluña, ya que responde, según Inmaculada Moraleda, a la ubicación del centro, en Ciutat Vella, con un elevado porcentaje de población inmigrada.

De los 45 menores que actualmente están en tratamiento de desintoxicación, cinco son inmigrantes desamparados que viven en la calle y que son adictos al pegamento y a otras sustancias inhaladas. Las administraciones calculan que hay más de un centenar en esta situación y que rehúyen el tratamiento.

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