Gran hito del surf en Vizcaya
Los aficionados de todo el mundo visitan Mundaka
Estamos ante la mejor izquierda de Europa. Y no hablamos de política, sino de olas. Mundaka, una localidad pesquera, coqueta, casi de cuento, en la desembocadura de la ría vizcaína de Urdaibai, se ha convertido en una de las referencias mundiales del surf gracias a sus olas abiertas sobre las que el surfista se dirige hacia la izquierda, mirando a tierra, que mejoran conforme se encrespa el Cantábrico y que, gracias a la barra de arena del fondo del mar, forman un tubo largo, perfecto y continuo por el que deslizarse con la tabla de surf.
En Mundaka, las mejores olas se forman durante la marea baja, cuando las aguas que salen de la ría se encuentran con las del Cantábrico, que tratan de entrar en ella. Es en ese momento cuando, un día cualquiera de invierno, con olas de metro y medio de altura, pueden verse desde el espigón del puerto o desde el paseo marítimo casi un centenar de puntitos negros brincando sobre la espuma del oleaje. Son surfistas de todo el mundo que vienen, casi en peregrinación ritual, hasta este pequeño municipio de Euskadi, donde anualmente se celebran pruebas del circuito mundial de surf. La última debería haberse celebrado en estos días (del 10 al 22 de octubre), pero fue suspendida por la negativa de los deportistas norteamericanos a participar tras los atentados contra EE UU.
'No nos damos cuenta de lo que tenemos al lado de casa', comenta Jokin Arroyo, de la Federación Vasca de Surf. 'Nosotros soñamos con ir a Australia o a Hawai y la gente de allí ahorra para venir a surfear a Mundaka'. Quizá por eso, los lugareños están acostumbrados desde hace muchas décadas a ver jóvenes australianos, norteamericanos o neozelandeses con las tablas debajo del brazo por las calles de la villa vieja. Unas calles empedradas, estrechas, que huelen a salitre y brea, como sacadas de un cuento de Baroja, donde resultaría lógico cruzarse con unos biribilketas (pasacalles) tocando la trikitixa (conjunto de acordeón y pandereta), o con una aldeana de riguroso luto con una cesta de mimbre en la cabeza en la que saltan la merluza y el bacalao recién sacados del mar. En su lugar, pueden verse jóvenes melenudos de extraños ropajes siempre colgados de una ola que conviven con las traineras y los grandes pesqueros de colores.
A veces, en la cercana playa de Bakio hay olas de metro y medio mientras que Mundaka está plana y calma como una patena. Pero cuando el viento sube y el Cantábrico se encrespa es cuando llega la diversión a Urdaibai. Entonces acaba el petardeo, como se llama en la jerga local la saturación de surfistas en la ría, y la mayoría de esos puntitos negros toma el camino de regreso a puerto, mientras que no más de una docena de profesionales aguantan el tipo con olas de cinco metros haciendo las delicias del público. 'Si enganchas bien el tubo puedes llegar deslizándote hasta la playa de Laida, a varios kilómetros de aquí', recalca Arroyo.
Pero no es sólo el oleaje lo que hace de Mundaka un lugar privilegiado. Aunque no se hubiera inventado el surf, su entorno sería excusa suficiente para una visita. La ría de Urdaibai fue declarada Reserva de la Biosfera en 1984 por sus cualidades medioambientales y paisajísticas. En ella se conjugan muchos ecosistemas: carrizales y marismas, playas de marea y vegas fluviales, dunas de arena y bosques caducifolios, donde anidan o invernan más de 100 especies de aves marinas y migradoras. El espacio protegido abarca no sólo la ría, que se extiende desde Gernika hasta su desembocadura en Mundaka, sino que incluye otras zonas del interior y de la costa. En total, un 10% de la superficie de Vizcaya, desde el cabo de Machichaco hasta el de Ogoño, repartido entre 12 municipios diferentes. El más importante, con 18.000 habitantes, es Bermeo, en la margen izquierda de la ría, donde aún se mantienen en activo numerosas fábricas de conservas de pescado, astilleros, talleres y otras industrias relacionadas con el mar. Otro pueblecito marinero, mucho más pequeño pero lleno de encanto, es Elantxobe, en la margen derecha, junto al cabo Ogoño, una de las estampas más bucólicas de Urdaibai.
Tierra adentro, en un reducido valle, el pintor vasco Agustín Ibarrola creó una de sus obras más singulares y conocidas: el bosque pintado de Oma. Se trata de una llamada a la conservación de las especies arbóreas autóctonas y a la protección de la naturaleza. Un mensaje lleno de color y esperanza y un grito contra la intolerancia que la tropa multicultural que recala en Mundaka cada temporada parece haber asimilado a conciencia.
GUÍA PRÁCTICA
Cómo llegar - Mundaka está en la costa de Vizcaya, en la desembocadura de la ría de Urdaibai, a 14 kilómetros de Gernika por la comarcal BI-635. Desde la autopista A-8 hay que tomar la salida de Amorebieta. Dormir - Atalaya (946 17 70 00). Itxaropen, 1. Habitación doble, desde 12.200 pesetas. - El Puerto (946 87 67 25). Portu Kalea, 1. A partir de 6.500 pesetas. - Mundaka (946 87 67 00). Florentino Larrinaga, 9. 8.000 pesetas. - Txopebenta (946 25 49 23). Una casa rural muy recomendable, aunque en la otra orilla de la ría, en Gautegiz-Arteaga. Desde 6.000 pesetas. Reservas en Asociación Nekazal Turismoa (902 13 00 31 y www.nekatur.net). - Cámping de Portuondo (946 87 77 01). Carretera Gernika-Mundaka. Abierto todo el año. Comer - Portuondo (946 87 60 50). Barrio de Portuondo, 1. Entre 3.500 y 5.000 pesetas. Actividades - Mundaka Surf Taldea (946 87 68 41). Organiza cursos de surf. - Ur 2000 (946 27 66 61 y 944 79 06 56). Excursiones en canoa y kayak por la ría de Urdaibai. También escalada y senderismo. Información - Oficina de Turismo de Mundaka (946 17 72 01). - Oficina de Turismo de Gernika (946 25 58 92).
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