Zubi Zuri patinar, mentir y ...
La denuncia de un honrado policía municipal ha evidenciado lo que ya se sabía desde hace años sobre la rotura de las piezas de vidrio de la pasarela de Uribitarte. El actual concejal de Urbanismo, que también lo fue de Obras y Servicios en la época de su construcción, Ibon Areso, ha mentido reiteradamente sobre este asunto al atribuirlo a actos vandálicos protagonizados por vecinos salvajes.
El señor Areso ha evitado siempre replicar razonadamente a éste problema. Primero fueron los resbalones, hasta que le dieron el tratamiento áspero que ha envilecido la transparencia que con el vidrio se pretendía, y muy poco después empezaron las roturas.
Desde su inauguración el 29 de mayo de 1997, de las 560 losas que componen el tablero, se han reemplazado hasta junio de éste año 120 piezas, ya hay dos más reventadas, con un coste de 7.896.781 pesetas, por la cristalería Etxeglass. Aunque no todas son iguales, el tipo medio es una pieza de 22 x 170 cm. compuesta de cuatro láminas de vidrio, la última templada con un grosor total de 36 milímetros, encajadas en una estructura de acero inoxidable.
Las piezas estallan fundamentalmente por dos razones. Una, por las presiones de las pletinas perimetrales producidas por la vibración, lógica, de la airosa y audaz estructura de la pasarela. La otra, deducible por observación constatada, atribuible a los bruscos cambio de temperatura, en pocas horas, que ocurrieron sobre todo en febrero y julio del 2000 y también éste año.
Ante tan estrepitoso fallo y sustancioso trabajo para la empresa suministradora, las preguntas a formularse son ¿las piezas fabricadas y las de reposición suministradas, tienen algún control de calidad y garantía? ¿hay un plano sobre el que se evidencie, por las sustituciones, que hay posiciones más propicias a la rotura? ¿se ha establecido una relación entre la climatología, temperatura y humedad, y fuerza del viento, datos obtenibles, con los días en qué estallan? ¿existen senderos preferenciales en el tránsito por el puente, que estén por tanto sometidos a mayor desgaste? ¿Hasta cuando va a seguir este despilfarro?
Concierne recordar que la empresa Campo Volantín S.L. integrada por prebostes del PNV, que obtuvo la vergonzosa recalificación de terrenos del Palacio Agirre para poder realizar el anodino bloque de viviendas en Campo Volantín 23, practicó previamente una salvaje tala de árboles catalogados. Por ello fue multada con 1.573.776 pesetas y reponer las especies destruidas, cosa que como era previsible no han hecho, con la total complacencia de los responsables políticos ¿Esta negligencia, no es prevaricación?.
