Aramburu gana el Euskadi de Literatura en castellano por 'Los ojos vacíos'
El escritor cree que el humor ilumina la verdad
Fernando Aramburu (San Sebastián, 1959) ha hecho del comportamiento del hombre y del humor el motor de su literatura, de su 'necesidad invencible' de expresarse. 'Me parece muy importante no ofrecer la verdad desde un solo punto de vista. Y la ironía añade muchos matices', dice. Lo hace también en Los ojos vacíos, novela por la que ha sido galardonado con el Premio Euskadi de Literatura en castellano. El de traducción ha recaído en Josu Zabaleta.
Hasta ayer, Fernando Aramburu -residente en Alemania desde 1984- no había recibido un solo espaldarazo vasco a su labor literaria. Las distinciones le llegaban de fuera de casa. Por eso, el premio tiene para él un significado muy especial. 'Ha sido una sorpresa muy agradable', reconoció ayer a EL PAÍS, 'primero, por lo que supone de reconocimiento pero, también, por venir de quien viene. Ciertamente me he sentido un poco olvidado'.
El nombre de Aramburu resurge gracias a Los ojos vacíos (Tusquets, 2000), una novela ambientada en un país llamado Antíbula, en tiempos turbulentos. A ese lugar llega un misterioso extranjero, que será el padre del protagonista y narrador de la novela, un niño marcado por un invisible estigma. Es una historia sobre la pérdida de la inocencia, en la que no falta una buena dosis de humor e ironía, señas principales de sus obras.
De hecho, Aramburu no sólo ha sido premiado 'por la calidad literaria' de Los ojos vacíos, sino también por 'su conexión con la novela picaresca contemporánea', según el jurado, presidido por Ángel Ortiz Alfau, que ha tenido que analizar 71 obras para otorgar este premio. 'Me parece muy importante no ofrecer la verdad desde un solo punto de vista', explica el autor. 'Y creo que la ironía y el humor añaden complejidad a la expresión literaria y también a los personajes'.
La obra de Aramburu tiene su razón de ser en el comportamiento humano. 'El motor de mi narrativa es el hombre, cómo se comporta ante determinadas situaciones. Y la pérdida de la inocencia me parece muy actual', apunta. El autor trabaja ahora en una nueva novela, que aún no tiene nombre ni apellidos y prefiere no desvelar. 'Ser escritor es un oficio de la mañana a la noche. No podría vivir sin escribir: tengo una necesidad invencible de expresarme', afirma.
La necesidad de Josu Zabaleta (Legazpia, 1948) es contribuir a difundir lo que otros escriben. En este caso, Fantasiazko ipuinak, la traducción al euskera de Contes fantastiques complets, de Guy de Maupassant, por la que ha recibido el Premio Euskadi de Traducción. El jurado destacó su 'gran labor' al traducir 'de forma acertada, precisa y rica en matices y recursos' la obra del autor francés.
Tanto Zabaleta como Aramburu recibirán dos millones de pesetas, además de 500.000 para la realización de un catálogo y una cantidad idéntica, una vez suscrito un contrato de edición de la obra en otro idioma. La semana que viene se fallarán los galardones de Literatura en Euskera e Infantil y Juvenil, según anunció ayer la consejera de Cultura, Miren Azkarate. Los cuatro premios se entregarán el 20 de noviembre.
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