El MNAC exhibe las imágenes de la guerra civil que marcaron el inicio del fotoperiodismo

Brazos y puños en alto. Besos, tiros, muertos, llantos, barricadas, trincheras, milicianos... No hay duda, son imágenes de guerra, de la guerra civil española. Algunas son conocidas, pero otras golpean la retina como si estuvieran pasando hoy. 'La mayoría de estas imágenes están pensadas para informar, pero no pueden dejar de ser consideradas obras de arte', explica David Balsells, comisario de la exposición La guerra civil española. Fotógrafos para la historia, que hasta el 13 de enero se presenta en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC).

La exposición reúne un conjunto de 162 fotografías, en algunos casos inéditas, realizadas por fotógrafos nacionales y extranjeros durante la contienda nacional. Algunos son conocidos, auténticos mitos del fotoperiodismo como Robert Capa. Otros, como Agustí Centelles, se han recuperado en los últimos tiempos y empiezan a entrar en el panteón. Pero hay más. Unos 38 fotógrafos, algunos anónimos, que retrataron desde los dos bandos la evolución de una guerra que marcó el inicio de una nueva era de la información gráfica.

Como explica David Balsells, la guerra civil española marcó un punto de inflexión en la historia del fotoperiodismo, para no decir que lo inventó. Coincidieron, explica, diversas circunstancias. Desde el interés intrínseco de un conflicto que adelantaba la lucha entre el fascismo y la democracia que pocos años después desembocaría en la II Guerra Mundial, hasta los adelantos en la técnica fotográfica que facilitaron la movilidad de los fotógrafos, pasando por el auge de las revistas gráficas y el mayor interés de los diarios para incluir imágenes en sus ediciones. A todo ello se añadía el surgimiento de la importancia de la propaganda política y, por descontado, el de un nuevo tipo de fotógrafo que ya no se limitaba a acompañar al redactor, sino que se mostraba decidido a escribir la historia con imágenes.

La exposición, organizada por el museo dentro de su programa de recuperación de la historia de la fotografía, se ha presentado anteriormente en el Hotel Sully de París gracias al acuerdo entre el Patrimoine Photographique francés y el MNAC. En mayo, el museo acogerá otra exposición, organizada por la entidad francesa, sobre los campos de concentración. Ninguna de las imágenes pertenece al museo catalán ya que, explica Balsells, 'es muy difícil actualmente conseguir copias originales de este periodo'. La exposición aúna su valor histórico con el interés artístico de las imágenes, en buena parte copias de época o positivadas posteriormente por su autor, y se organiza de forma cronológica desde 1934, para explicar el ambiente de preguerra, hasta 1954, cuando vuelve la División Azul.

Además de las imágenes, todas ellas impresionantes, se exhiben otros muchos documentos. Entre ellos destaca un borrador manuscrito en el que Franco escribía a mano el texto propagandístico de una octavilla que debía lanzarse en octubre de 1936 sobre las tropas republicanas. Interesante por las tachaduras (eliminó el ofrecimiento de una 'justicia serena y benévola' dejándola sólo en 'serena'), estos documentos pertenecían al comandante Ángel Rocha y fueron donados por su hijo al Archivo Nacional de Cataluña, entidad que en breve presentará el conjunto del legado.