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Nadal reitera que una explosión química exige el confinamiento

PSC e IC resaltan la necesidad de reducir las subcontrataciones

'No hay más lenguaje que el confinamiento'. El alcalde de Tarragona, Joan Miquel Nadal (CiU), recién llegado de su visita a Toulouse, se mostró ayer contundente al reiterar que la única acción válida en caso de una explosión en una fábrica química es que la población afectada se confine en sus viviendas. La evacuación, según el alcalde, únicamente acrecentaría los riesgos de la población en caso de que una nube tóxica sucediera a la explosión.

El alcalde de Tarragona, recién llegado de Toulouse, donde el pasado 21 de septiembre murieron 29 personas en la explosión de la fábrica de fertilizantes AZT, insistió en que la situación de la industria de esa ciudad es muy distinta de la de Tarragona, por lo que descarta que pueda producirse un suceso similar. El alcalde se trasladó el lunes a Toulouse con los portavoces de los grupos municipales del consistorio. A su vuelta, destacó que Tarragona no produce nitrato amónico, que la fábrica francesa AZT se encontraba rodeada de zonas habitadas (el guarda vivía en el interior de ella y un centro psiquiátrico se encontraba en las inmediaciones) y que nunca se había previsto la confección de un plan de emergencias químico para la zona. Los responsables municipales pudieron observar que el único plan existente se refería a posibles inundaciones.

La explosión inutilizó las sirenas y las alarmas de emergencia, circunstancia que contribuyó a sembrar el caos en la población. El hecho de que la explosión rompiera cristales y reventara puertas y ventanas plantea interrogantes sobre el plan de emergencia de la petroquímica de Tarragona, que en estos casos prevé el confinamiento de la población en sus casas para eludir una posible fuga tóxica.

El confinamiento sigue siendo, según Nadal, la única opción viable en caso de que se genere una explosión en un complejo químico. Introducir la posibilidad de evacuar la población supone, según el alcalde, incrementar los riesgos de exposición a una nube tóxica. El alcalde afirma que la única forma de evitar estos daños es, en primer lugar, hacer todo lo posible para impedir la explosión, y en caso de que se produzca, asegurarse de que ésta se circunscriba a un espacio ya delimitado y protegido frente a la eventualidad.

Menos contundentes sobre las diferencias respecto a Toulouse se mostraron los grupos de la oposición. El PSC e IC-V alertaron ayer de la necesidad de que se reduzcan las subcontrataciones, puesto que las empresas subcontratadas no garantizan suficientemente la formación de sus trabajadores ni su seguridad. También insistieron en la necesidad de proteger los sistemas de aviso en caso de deflagración y pidieron la máxima participación social en la revisión del plan de seguridad químico de Tarragona (Plaseqta).

Xavier Sabaté (PSC) criticó la exigencia del alcalde de Tarragona de una auditoría anual a las empresas porque son 'medidas que ya existen'. Nadal reieró ayer esa exigencia: 'Yo no soy un florero', dijo al compararse con su homólogo de Toulouse, que declinó cualquier responsabilidad en el accidente porque las competencias en Francia sobre seguridad dependen del prefecto, 'y no pretendo enfrentarme con la Generalitat; no creo que ninguna de las empresas ponga trabas a la auditoría'.

A este respecto, Dolors Comas (IC-V) considera que la ocasión es propicia para que 'se unan esfuerzos y, más que confrontaciones, se vean las diferentes opiniones como aportaciones a un debate, que ya se desarrolla en Francia y que llegará a toda Europa, sobre los procesos productivos o las ubicaciones de las empresas'. A juicio de Comas, el accidente de Toulouse obliga a revisar las posibilidades de una explosión; 'si el confinamiento es la solución, se debe prever la posibilidad de que salten los cristales para buscar alternativas y comunicarlas a la población', concluyó.

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