Las compañías aéreas se enfrentan a pérdidas de 13.000 millones de euros
Los atentados contra EE UU multiplican por cinco las previsiones iniciales de 'números rojos'
La ofensiva del terrorismo internacional ha dejado en la industria aérea secuelas díficiles de eliminar. Las pérdidas de las aerolíneas de todo el mundo alcanzarán los 12.000 millones de dólares (unos 13.000 millones de euros), según la previsión de la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA). La organización estima que los atentados contra EE UU multiplicarán por cinco las pérdidas previstas con anterioridad y advierte de que la oleada de ajustes de plantilla que azota al sector continuará y dejará en la calle a 200.000 trabajadores. Desde el 11 de septiembre, las compañías han anunciado cerca de 140.000 despidos.
La escalada del conflicto bélico -tras el inicio el domingo pasado en Afganistán de los bombardeos ordenados por Washington- amenaza con empeorar la delicada situación del sector áereo, que ya padecía los efectos de la desaceleración económica previa a los atentados. Sólo las grandes compañías internacionales perderán 7.000 millones de dólares este año (7.659 millones de euros), según IATA, que agrupa a 275 aerolíneas, entre ellas Iberia. Antes de los ataques, las previsiones se reducían a 2.500 millones de dólares. Para todo el sector, las pérdidas ahora se cifran en 13.130 millones de euros (2,17 billones de pesetas).
La razón de esta revisión tan drástica reside en que, a juicio de los expertos, el tráfico aéreo y la capacidad para transportar pasajeros caerá un 15% de septiembre a diciembre. Si se trasladan estas cifras al conjunto del año, la caída del tráfico se sitúa en el 5% y la reducción de la capacidad, en el 3%. En España, el Ministerio de Fomento estima que el tráfico aéreo crecerá este año un 4%, frente al aumento superior al 5% de 2000. Los aeropuertos españoles operaron 174.684 vuelos el mes pasado, un 3% más que en idéntico periodo de 2000, según las fuentes oficiales.
Las compañías estadounidenses son, en principio, las más tocadas por la crisis. Pero las europeas también sufrirán. La Asociación de Aerolíneas Europeas (AEA) estima que sus pérdidas rondarán los 2.500 millones de euros y un centenar de aviones dejarán de operar. 'Estoy convencido de que nuestra industria capeará el temporal', afirmó ayer Pierre Jeanniot, director general de IATA. La organización confía en que la recuperación llegará en 2002, porque considera que el avión sigue siendo la forma más segura de viajar.
Pero en el camino quedarán muchos trabajadores sin empleo. La cifra de despidos -suma 140.000 desde el 11 de septiembre- aumentará, en opinión de Jeanniot. El número podría incrementarse, incluso, hasta 200.000. 'Todavía no hemos visto todas las consecuencias del impacto de los antentados', advirtió. 'Durante la última crisis de la industria, entre 1990 y 1993, tuvo que pasar un año para que los despidos alcanzaran ese nivel'. En Europa, se estima que al menos 20.000 empleados se quedarán sin trabajo.
Las aerolíneas se enfrentan a una reducción de la demanda después de que tres aviones secuestrados se estrellaran contra las Torres Gemelas y el Pentágono. El miedo a volar hace mella en el sector. Las reservas de billetes de avión de la central Amadeus se han desplomado un 27,5% entre el día el ataque y finales de septiembre. En Estados Unidos, el impacto fue mayor, con una caída del 45,2%. Perder reservas de billetes pone en peligro la liquidez de las aerolíneas.
Contra la crisis, las aerolíneas han empezado a encarecer los billetes. Iberia, por ejemplo, ha subido ocho euros los suyos. Las compañías alemanas de vuelos charter también han indicado que quieren aumentar en alrededor de 11 euros sus billetes a partir del 1 de noviembre. Estas medidas repercutirán de forma negativa en el turismo, según el presidente de la Federación Internacional de Operadores Turísticos, Martin Brackenbury.
Los constructores de aviones no se escapan de este efecto dominó, que contemplan cómo las aerolíneas cancelan sus pedidos. Airbus podría recortar la producción de 330 a 300 aparatos en 2002, según un documento interno citado por la agencia Bloomberg.
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