La guerra propagandística

Ya está en marcha una guerra en la que los periodistas están teniendo un importante papel como conducto o filtro, que no como meros cronistas: la guerra de la propaganda, (...) una parte de la guerra que promete ser no más fácil de ganar que el resto.

Para EE UU, el éxito en la guerra propagandística es una preparación vital para la acción militar, tanto si quiere que la coalición de aliados se mantenga durante dicha acción como si quiere que a la derrota de estos terroristas le siga un mayor esfuerzo para hacer más segura la paz resultante. La verdad del World Trade Center es indiscutible, y ha hecho que la coalición haya sido mayor de lo que nadie hubiera predicho. (...) Lo que hay que hacer ahora es mantener unida tal coalición. (...) Los gobiernos de muchos países deberán ser capaces de demostrar que están participando en una causa justa y no simplemente siguiendo los hegemónicos dictados norteamericanos. (...) Incluso con la verdad por delante, EE UU no va a ser capaz de ganarse ni los corazones de los musulmanes en cuestión de semanas, pero puede esperar conseguir su aquiescencia.

Teniendo en cuenta lo que podría ocurrir si se derroca al régimen talibán, muchos se declaran en contra de no ir más allá, pues el riesgo del caos es elevado. La lección iraquí, no obstante, nos dice lo contrario. El riesgo de mantener en su lugar a un régimen derrotado es demasiado elevado, ya que el resentimiento puede volver la guerra propagandística contra uno mismo. Si participas en una guerra, tienes que estar dispuesto a aceptar las consecuencias de la victoria.

Londres, 4 de octubre