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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Inseguridad

Me pregunto, ahora más que nunca, qué es lo que he hecho mal, pero no hallo respuesta. Por ese motivo, cojo la pluma para defenderme de la inseguridad e indefensión que siento en la Sevilla que resido.

Hace ya más de dos años que, con mucha ilusión, vine a Sevilla, a contribuir con mi granito de arena. Sí, por trabajo llegué a esta famosa capital hispalense, de la que todo lo que había llegado a mis oídos era maravilloso. Hace un año lo abandoné todo para, con mi esposa, labrarnos un mañana de futuro y de calidad de vida, y en donde hacer hogar de los hijos que vendrían. Hace un año nos empadronamos en Sevilla. Recibimos hasta una carta del alcalde dándonos la bienvenida, se trataba de mi nueva casa.

Desde aquello, muchas cosas han sucedido, golpes de la ciudad que me llevan a la reflexión y hacerme la pregunta: ¿Qué es lo que he hecho mal? Pero no hallo respuesta.

Examino desde mi llegada y veo que hago las cosas bien, como cualquier otro ciudadano. Acudo a mi puesto de trabajo contribuyendo al crecimiento de la ciudad, respeto sus normas y disposiciones, pago todos mis impuestos. En definitiva, todas las contribuciones necesarias en la sociedad moderna de este ya nuevo siglo XXI. Y, sin embargo, el derecho primordial que necesito me es negado de manera continuada: la seguridad en las calles.

Nunca me había ocurrido nada, pero ya llevo tres denuncias desde mi llegada a Sevilla, las dos últimas en menos de dos meses, y no sé que hacer. Primero se ensañaron con mi vehículo, después en mi jornada laboral me robaron con violencia el teléfono móvil mientras mantenía una conversación, y por último , concretamente hace unos días, mi vida corría peligro mientras unos individuos me acorralaban e intimidaban con una navaja para robarme nuevamente.

Siento terror. Me han robado la libertad de transitar por las calles con tranquilidad. Mi indignación es enorme y no me resigno a no hacer nada. El derecho fundamental se me ha negado y por eso me pregunto: ¿Qué es lo que he hecho mal? De la alegría de esperar el nacimiento de mi primer hijo, paso a la tristeza y preocupación de la inseguridad a la que somos sometidos. ¿Qué seguridad tendremos nuestros hijos y nosotros mismos?

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No creo en la violencia, y no es parte de mi mundo. Pienso en lo que puedo hacer, y por eso escribo la presente carta, teniendo la esperanza que sirva para reflexionar al respecto. Porque observo reiteradamente que ningún tipo de policía patrulla nuestras calles. Concretamente puedo hablar del distrito Macarena centro. Comprendo que con su entresijo de callejuelas es complicado de mantener vigilado pero, del mismo modo, entiendo que si hay que hacerlo a pie habrá que hacerse.

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