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Balza exige a Aznar que la Ertzaintza participe en la seguridad europea

Interior defiende que Policía y Guardia Civil no se replieguen mientras persista el terrorismo

El País

El consejero de Interior, Javier Balza, criticó ayer la negativa, recalcada la víspera en el Congreso por el ministro Mariano Rajoy, a que la Ertzaintza participe en el diseño de la política de seguridad europea, a través de su inclusión en el Tratado de Schengen y a que participe en la comisaría conjunta de Biriatou. En su comparecencia parlamentaria para avanzar sus planes para esta legislatura, Balza tachó de 'elemento grave de regresión y distorsión política' ese planteamiento del Ejecutivo de José María Aznar. Si en su primera comparecencia de la anterior legislatura, en plena tregua, defendió el repliegue de agetes de Policía y Guardia Civil, ayer reconoció que la persistencia de ETA lo impide.

Balza mostró que se ha rendido a la evidencia del mantenimiento del terrorismo en Euskadi. 'ETA consigue desbancar del debate político' el repliegue de las Fuerzas de Seguridad del Estado, admitió, al tiempo que aseguraba, respondiendo a Antton Morcillo, de Batasuna, que 'el hecho de que exista ETA impide el repliegue' de los 5.000 agentes del Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil que operan en Euskadi.

Esta reclamación, que encabezó en 1999 su comparecencia inicial ante la Comisión de Interior de la Cámara vasca, perdió ayer fuerza en la exposición de los planes inmediatos de Balza. Batasuna intentó colocarla encima de la mesa, pero se encontró con la firme respuesta del consejero, quien recordó que cada vez que sube las cortinas de su despacho se encuentra con 'la cruda realidad de seiscientas y pico personas a las que hay que dar seguridad', en alusión al grueso de amenazados con escolta a los que la Ertzaintza cubre las espaldas.

'Las manos atadas'

El representante del PP, Carlos Urquijo, también intentó retrotraer a los miembros de la comisión a esas fechas, en plena tregua, cuando Balza 'tenía las manos atadas por su acuerdo con el brazo político de ETA'. Pero Balza le cortó de raíz. Negó haber tenido 'nunca las manos atadas' por el pacto con EH, recordó al PP su política de 'distorsión de la realidad, creando graves problemas internos en la Ertzaintza' y levantó la voz para decir que 'no hay cambio de política' en Interior respecto de la persecución del fenómeno terrorista.

Sin embargo, sí hubo un cambio en el énfasis de la apuesta de Interior por determinadas políticas, frustrada la tregua. Por ejemplo, en materia de víctimas, donde Balza anunció la creación de una dirección específica de Atención de Víctimas del Terrorismo para 'profundizar en la solidaridad activa' con las personas afectadas por los atentados. O en la filosofía de la política de seguridad, respecto a la que el consejero afirmó que la 'lucha antiterrorista es una prioridad esencial del Gobierno'. 'Asumo plenamente mi papel, soy el responsable de seguridad de este país', aseveró un consejero que en la pasada legislatura recibió méltiples críticas por sus declaraciones de marcado matiz político.

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Una persecución del terrorismo que Balza quiere llevar adelante con el 'acuerdo' de todos los partidos y afectados y en colaboración con el Ministerio del Interior. Ayer mismo el representante socialista, Víctor García, le entregó un decálogo de medidas para consensuar lo que el PSE denomina 'pacto por la seguridad'. García acompañó esa propuesta con un compromiso: 'Sacar de la lucha política partidista el tema de la seguridad', una actitud que sólo puede ser interpretada como otro paso más de los socialistas en separarse de la estrategia del PP y forjar una 'oposición autónoma' en el Parlamento.

Balza desgranó los acuerdos alcanzados en la reunión del pasado 3 de agosto con Rajoy sobre los órganos conjuntos entre consejería y ministerio para evaluar los atentados y compartir la información sobre ETA y el 'análisis, seguimiento y evolución del terrorismo'.

Pese a ese nuevo clima de relación, Balza no ocultó las críticas a la negativa del Gobierno central a la participación de la Ertzaintza en el diseño de la política de seguridad en Europa -'no podemos estar al margen de un diseño que tendremos que aplicar como espacio perteneciente a la Unión', dijo-. Y recordó su petición de 150 agentes más en un horizonte de necesidades reales cifrado en '8.000 efectivos', frente a los actuales 7.500.

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