Funcionarios docentes

El sábado pasado, en esta sección, Andrés J. Prados exponía la impresentable situación de los profesores interinos de la Junta de Andalucía y, entre otras cuestiones que trata con exquisita profundidad, termina clamando por la estabilidad del colectivo.

Mi caso es diametralmente opuesto, veamos: soy profesor contratado fijo de un centro privado-concertado. Mi estabilidad está asegurada, mi sueldo, aunque menor que el suyo, es casi seguro y mi horario lectivo y de presencia en el centro es ligeramente mayor. Tengo, además, la ventaja de que mi colegio es pródigamente solicitado por los padres para escolarizar a sus hijos y la demanda en este sentido favorece mi estabilidad, que en última instancia sólo depende del director.

Lamentablemente para Andrés J. Prados, su estabilidad está supeditada a la cantidad de puestos vacantes que los funcionarios docentes dejan temporalmente libres; a saber:

1.-Política local (docentes-alcaldes, docentes-concejales y docentes-diputados provinciales).

2.-Política nacional y autonómica (docentes-parlamentarios andaluces, docentes-senadores y docentes-diputados)

3.-Administración Educativa (docentes-burócratas dedicados a repensar constantemente en la mejora de la calidad de la educación, en buscar en inagotables fuentes de recursos lo único que hace falta: más docentes, más dinero, menos niños, mejores horarios, mejores retribuciones.

4.-Liberados sindicales (docentes de otra pasta, entregados a la defensa a ultranza de los intereses 'del sistema'. Se pelean constantemente con los docentes-políticos y docentes-burócratas para que los recursos aumenten, es decir, aún más docentes, aún más dinero, aún más retribuciones y aún menos niños.

5.-Apoyos a la labor docente; aquellos docentes impuros que aparecen por los centros, con maletín y traje tipo CQC (Caiga Quién Caiga), asesoran a los docentes puros, e incluso los forman, imparten cursos que dan puntos, etcétera.

6.-Docentes puros, que agotados por unas jornadas intensivas y un calendario sin puentes, caen exhaustos y/o deprimidos en manos de otra especie funcionarial, la clase médica.

Todos ellos están por la mejora de la calidad de la educación y a favor de la estabilidad laboral del señor Andrés J. Prados. Sin embargo, soy yo el más favorecido del sistema, que aparte de la ventajosa estabilidad y seguridad en el empleo, me garantizan inmunidad vírica y bacteriana, salud de hierro y carácter a prueba de depresiones.