Cinco artistas, cinco pueblos

La fórmula Bosteko nació hace tres años para llevar el arte contemporáneo fuera de los grandes museos y de las galerías de primera fila. Su destino ha sido desde entonces mostrar en pueblos de Vizcaya, con carácter itinerante, un par de obras significativas de cinco artistas. Haciendo honor a su nombre en euskera (grupo de cinco) son siempre cinco artistas, siempre cinco localidades. Ayer se inauguró Bosteko 01 en la casa de cultura Torrebillela, de Mungia, con obras de los escultores Isabel Garay (Muskiz, 1946) y Baroja Collet (Le Crousot, 1957) y de los pintores Xabier Agirre (Bergara, 1955), Adrián Ferreño (Villasbuenas, Cáceres, 1948) y Ricardo Toja (Gordexola, 1932).

'Bosteko pretende enseñar a ver el arte contemporáneo, estimular y orientar al visitante', explica la comisaria de la exposición Alicia Fernández. 'Es una labor de difusión y acercamiento del público al arte contemporáneo'.

La propuesta es sencilla. Los artistas que configuran Bosteko cada año son seleccionados entre los artistas vascos con una trayectoria ya consolidada, que han alcanzado su madurez creativa y trabajan a pleno rendimiento. Así, los cinco autores presentarán exposiciones individuales antes de que finalice este año. 'Es un síntoma de vitalidad', destacó la comisaría.

Bosteko 01 se ha subtitulado Sitios y lugares, en referencia a los espacios en que los artistas han encontrado las fuentes de creación. Cada uno de ellos presenta en la muestra dos obras 'muy representativas de su estilo'. Toja, el más veterano, está representado por dos paisajes, pintados en los últimos meses, en que con una visión abstracta se aleja de los lugares reales y sólo insinúa las formas de la naturaleza.

Agirre dice, en cambio, que la representación del paisaje es una excusa para pintar 'cosas vistas, imágenes soñadas, deseos utópicos'. Profesor de Bellas Artes en la Universidad del País Vasco, pinta 'por placer' las vistas unidas a su biografía y a sus viajes.

Ferreño, afincado en Hernani, acostumbra a trabajar con sus lienzos y pinceles al aire libre, con un espíritu curioso que le lleva a descubrir las fronteras entre lo rural y lo urbano. Los escultores también han elegido caminos dispares. Garay se centra durante años en la creación de series, en las que la acumulación de módulos van creando piezas de formas geométricas. En este caso, ambas esculturas están realizadas en acero corten. Las obras de Baroja Collet, creadas este año, combinan el hierro y la madera, cubiertas de un intenso color negro, que recuerda su conocimiento de las técnicas de damasquinado.

'Son cinco estilos diferentes, que al presentarse de forma conjunta se ve un diálogo y unas diferencias entre ellos. El encuentro resulta muy didáctico', señala Alicia Fernández.

La Diputación de Vizcaya impulsa el circuito que compone Bosteko, formado este año por Mungia, Arrigorriaga, Amorebieta, Getxo y Basauri. En cada uno de los puntos la exposición permanecerá un mes abierta al público.