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DEBATE DE POLÍTICA GENERAL

Carod propone a CiU que deje la trinchera del PP y pase a la de los catalanistas

Pujol, en tono amable, rechaza la oferta de ERC

Francesc Valls

El poeta Gabriel Ferrater, con un 'gosa ser fort, no t'aturis', sirvió para que Josep Lluís Carod, de Esquerra Republicana, propusiera de nuevo a CiU un cambio de trinchera: dejar al PP para pasar a las posiciones de los partidos catalanistas, los de tradición antifranquista. En síntesis, un pacto nacional con todas las fuerzas catalanas a excepción de los populares. El tono amable de la respuesta del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, a Carod alborozó al sector más nacionalista de CiU, que en su alma siempre ha tenido un rincón para su tormentosa pasión con ERC.

El Pujol de ayer recordaba poco al que hace un año, en el pasado debate de política general, dio con la puerta en las narices a un Carod que le esperaba al pie del altar. Ahora el presidente de la Generalitat ve el futuro complejo con la involución autonómica en el horizonte: la ley de déficit cero y la marginación de CiU en la renovación del Tribunal Constitucional. Por eso ayer CiU se dejó cortejar por una Esquerra que ejercía de voz de la conciencia. De ahí el alborozo de un sector de la coalición que desea cambiar su relación interesada con el Partido Popular por otra que le compense más desde el punto de vista sentimental e ideológico.

Deig y Torras i Bages

Al principio de la intervención de Carod, los más jóvenes y nacionalistas de CiU andaban desconcertados, pues la propuesta de ERC no llegaba. En clave internauta, el dirigente de ERC había salido a la tribuna de oradores con un discurso que desorientó a la audiencia. Cambió a Torras i Bages por el obispo Deig y puso en boca del prelado dimisionario de Solsona, accidental protagonista de su juego, una suerte de herejía cibernética: 'Cataluña será digital o no será'.

El líder republicano se extendió sobre la red, sobre el problema de la vivienda, sobre el AVE, para pedir a CiU que se libere de las hipotecas, las de la transición incluidas. Un Carod en clave cibernética mostraba el lado más práctico y menos doctrinal de su propuesta, alternado con la sabiduría popular de refranes para animar a CiU al cambio de trinchera: 'Hagamos la Cataluña de todos, lejos de las divisiones entre convergentes y socialistas, y dejemos de hacer como el ferrer d'El Perelló, que ara que té feina no té carbó. O toca ahora o ya no tocará nunca'.

Pujol salió al estrado conciliador, deseoso de subrayar las convergencias con los republicanos, de poner en común ese patriotismo que, dijo el presidente de la Generalitat, comparte con Carod. Pero también salió al estrado un Pujol con las ideas claras: 'Al final de una carretera con niebla, debemos tener una guía para no chocar contra ninguna pared; no debemos chocar ni por estética'.

Carod, acostumbrado a un trato más cuartelario y menos poético por parte del presidente de la Generalitat, agradeció la metáfora. Pero insistió. 'En esta Cámara existe una línea que separa a un sector de otro', dijo un Carod afable que acabó proponiendo a Pujol que cruce el Rubicón y 'pase a la trinchera común de allí de donde venimos', en referencia al Partit dels Socialistes, Iniciativa-Verds y los propios republicanos. '¿Qué recuerdo quiere dejar? ¿Cómo quiere pasar a la historia, usted que es un demócrata, un nacionalista y un antifranquista?', dijo el dirigente republicano.

Las palabras de Carod no agradaban en los bancos ocupados por el Partido Popular, que de pronto se habían convertido en los malos de una película de la que hasta entonces eran guionistas y coprotagonistas junto con sus socios de Convergència i Unió. Pero este discurso colmaba los buenos presagios de los convergentes deseosos de romper con el PP.

Para redondear la faena, el líder de Esquerra Republicana acabó pidiendo nuevamente el pacto nacional. 'Y las cosas no van mal, porque usted y yo hemos bebido del mismo vaso en esta tribuna de oradores', concluyó Carod.

El presidente del Parlament, Joan Rigol, alertado por las palabras del dirigente de Esquerra, pidió inmediatamente a los servicios de la Cámara que actuaran de forma diligente en la administración de agua mineral a los oradores.

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