Reacciones
Ante una fatalidad, se puede reaccionar bien con desesperación, bien con entereza; jamás haciendo el ridículo.
En esto, el pueblo estadounidense nos ha dado una soberbia lección de gallardía.
¿Se imagina alguien a los neoyorquinos gritando: 'Bin Laden, escucha, aquí tienes mi nuca'?
¿Sería concebible que la policía estadounidense tratara como delincuentes a quienes exhiben la bandera de su país?
¿Podría un talibán presidir la Comisión de Derechos Humanos de algún Parlamento estatal?
¿Se consentiría la actuación de partidos y organizaciones que den cobertura a los terroristas y organizasen actos vandálicos en las calles de las ciudades americanas?
Ya hemos visto la inmediatez del movimiento de Solidaridad con las Víctimas del Terrorismo; aquí han tenido que pasar años para que se les apoye...
Lo dicho, no se puede caer en el ridículo o los criminales se seguirán riendo de nosotros y brindando con champán ante nuestra desgracia.
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