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APUNTES

El valor incalculable de miles de bichos

Los centros más afectados por la inundación del 19 de septiembre han sido el Instituto de Ciencia de los Materiales y el de Robótica, pero los daños intangibles más serios se han producido en el de Biodiversidad y Genética Evolutiva que dirige Andrés Moya. Integrado por 50 investigadores de plantilla y otros tantos estudiantes y doctorandos, el instituto custodia una valiosa colección entomológica que sirve de soporte a la investigación. Los restos de la colección, agrupados en un pasillo de la segunda planta del centro, son la imagen más visible del desastre.

En 1931 hubo un incendio en la Universidad de Valencia y se destruyó gran parte de la colección de insectos. Hubo donaciones de algunas instituciones, como el Museo de Historia Natural de Viena, que entregó una colección de 8.000 ejemplares, fechados de 1800 en adelante. Pues bien, 'sólo se han salvado 800', recapitula con pesar Ricardo Jiménez, en una primera valoración. También estaba depositada en el instituto la Colección Báguena de coleópteros (1920-30), con más de 52.000 elementos catalogados, de los que no queda ni un 5%. 'Es una de las colecciones del mundo con más intercambio internacional, dado que tiene muchos ejemplares con los que se describieron las especies, así como paratipos y series. Constantemente tenemos peticiones de material por parte de especialistas que necesitan comparar o revisar'.

Restauración

El proceso de restauración de los insectos de las colecciones del instituto será largo. 'No menos de un año', asegura Jiménez. Estaba integrada por 421.000 ejemplares, ordenados y catalogados en 1.600 cajas. Mariposas, escarabajos, especies que producen daños en los cultivos, además de colecciones de L'Albufera, la Font Roja, Porta Coeli... De todo ello sólo quedan 62.000 insectos.

¿Cómo se cuantifican esas pérdidas? 'Si tenemos en cuenta que la colección Torres Sala, con 25.000 ejemplares entre los que no hay tipo, está valorada por un seguro propio en 30 millones de pesetas, ¿en cuánto tendría que valorar los 421.000 ejemplares, entre los que hay numerosos tipos?', se pregunta el subdirector del instituto. 'Es difícil decir, porque estamos hablando de un intangible, dado que lo que tiene más valor científico son los tipos'. Se llama tipo al ejemplar con que se describió una determinada especie; con la serie de ejemplares idénticos encontrados se determinan los llamados paratipos. Son ejemplares que llevan un valor científico añadido difícil de cuantificar. 'Los los profesores que nos dedicamos a esto, tendremos que emplear los años que nos quedan hasta la jubilación en intentar recuperar al máximo estas colecciones, porque son muy importantes en el contexto internacional y hay elementos únicos en el país', concluye Jiménez.

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